onia.
Partió de Ushuaia el lunes 13, con destino a Mar del Plata. La última posición conocida fue a 432 kilómetros de la Península Valdés.
En su última comunicación, el comandante del buque de la Armada, capitán de fragata Pedro Martín Fernández, reportó que había ingresado agua de mar por el sistema de ventilación, dispositivo que permite renovar el oxígeno al asomarse a la superficie del mar.
Ello fue lo que produjo el corto circuito y un principio de incendio, que inicialmente habría sido controlado y no llegó a afectar todas las baterías. Pero, a partir de ese momento, se perdió el contacto y no hubo más noticias sobre lo ocurrido con el submarino.
La búsqueda
En ese momento participaron de la búsqueda las armadas más importantes del mundo: Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, con tecnología de última generación, aunque sin tener éxito.
Tras el retiro de la mayor parte de la ayuda internacional en enero de este año, quedó un buque ruso, el Yantar, que posteriormente abandonó las labores en abril.
El reclamo de los familiares para contratar a una empresa extranjera que continuara la búsqueda se hizo más fuerte.
En agosto pasado, el Gobierno argentino finalmente contrató a la empresa estadounidense Ocean Infinity, poseedora del buque Seabed Constructor, que cuenta con 5 submarinos con tecnología de punta, preparados para sumergirse a 6.000 metros de profundidad, filmar y recolectar datos en alta resolución.
El acuerdo firmado establece que la empresa cobrará 7.5 millones de dólares si logra encontrar al ARA San Juan. El contrato tiene vigencia hasta el 23 de diciembre, aunque el Seabed Constructor ya tiene programadas reparaciones que le harán en Sudáfrica los próximos días.
Desde el Ministerio de Defensa de Argentina informaron que existen negociaciones para continuar la búsqueda a partir de febrero del año próximo y que la empresa Ocean Infinity estaría dispuesta a continuar. Sin embargo, todavía no hay una confirmación oficial.
Por otro lado, los familiares de los tripulantes no confían en que el buque volverá en febrero, dado que la empresa “intentó suspender la búsqueda antes de los 60 días incumpliendo el contrato firmado con el Gobierno Nacional”, como surge de un comunicado publicado el 10 de noviembre pasado.
Le puede interesar: La deuda del acuerdo de paz con los indígenas del Darién chocoano.
Homenaje y reclamo de familiares entremezclados
Este primer aniversario tendrá una ceremonia en la ciudad de Mar del Plata como reconocimiento de la Armada argentina tras el primer año del último contacto del buque. Está prevista para las horas de la tarde en la Base Naval donde el ARA San Juan tenía su asiento natural.
Poco antes, habrá una marcha en Buenos Aires desde el Congreso de la Nación hacia la Casa Rosada para retomar el reclamo de que continúen las labores de búsqueda del submarino.
A su vez, familiares de los tripulantes realizarán una manifestación frente a la Base Naval como todos los días 15 de cada mes a las 15 horas. Luego, a las 16 horas, habrá una misa en una capilla ubicada dentro del edificio de la Armada.
En el homenaje participarán familiares de todos los submarinistas, autoridades navales encabezadas por el jefe del Estado Mayor, el almirante José Luis Villán, además del ministro de Defensa argentino, Oscar Aguad, y el presidente Mauricio Macri.
Sobre este acto hay discrepancias entre los familiares de los 44 tripulantes. Algunos de ellos repudiaron públicamente la presencia de Macri a través de un comunicado emitido el pasado martes.
La nota firmada por Lucía Zunda e Isabel Vilca, hermanas de algunos de los submarinistas, contiene 4 páginas y acusa directamente a Macri como “el mayor responsable de la desaparición de nuestros 44 corazones de acero”.
El texto expresa explícitamente que el presidente no quiso “que se sepa la verdad de los 44 tripulantes y del único submarino que la Argentina tenía en funcionamiento”. Finaliza pidiendo explicaciones de por qué “nos hizo atravesar este año dándonos las espaldas y burlándose de nosotros”.
Por otro lado, la mayoría de los familiares eligió no entrar en la polémica y señalaron que el acto “es para los tripulantes, no para nosotros”. De esta manera, evitaron poner reparos con respecto a la presencia de todas las autoridades.
Una vez finalizada la ceremonia, se desarrollará una antigua tradición naval que consiste en disparar 21 salvas de cañón (simboliza las intenciones pacíficas de un barco que se acerca a un puerto) y todos los buques de la Armada harán sonar, de manera simultánea y en todo el país, tres veces sus sirenas.