Dicen en los corrillos políticos que los votos del Partido Comunista Colombiano (PCC) son tan disciplinados como de los grupos eclesiásticos. En las últimas elecciones este presagio no se cumplió en la capital del país para ninguno los dos sectores pues se quemaron un camarada y varios predicadores.
Para el caso del PCC, las cábalas políticas daban como fija la reelección como Concejal de Jaime Caicedo, no solo porque mantuvo durante los cuatro años una de las mejores calificaciones por su desempeño en la corporación, sino porque ostenta el cargo de Secretario General de esa colectividad. Los resultados fueron adversos pues mientras en 2007 obtuvo 14.070 votos para esta ocasión descendió a 8.702 votos.
Para los politólogos la salida del PCC no es buena para la democracia, por aquello del pluralismo y debido a que han tenido históricamente un escaño en el Concejo de Bogotá. Como ya ocurrió entre 2003 y 2007, ahora en el periodo de 2012 a 2015, una de las expresiones tradicionales de la izquierda colombiana no debatirá los temas de ciudad.
Por ejemplo, en 1972, después del Frente Nacional, Gilberto Vieira, quien en 1947 fue nombrado secretario general del PCC, llegó a la corporación capitalina.
Posteriormente, y por espacio de dos años, Yira Castro quien murió 1981, esposa del asesinado Manuel Cepeda y madre del actual representante por Bogotá, Iván Cepeda, ocupó una curul en la corporación capitalina.
Otros líderes que pasaron por esa curul, dejando huella por sus debates y aportes en los proyectos de acuerdo que se estudian en el Concejo de Bogotá, fueron Mario Upegui, Aida Abella (exiliada tras sufrir un atetado cuando se desempeñaba como integrante de la corporación) y Carlos Romero, en la época de la Unión Patriótica, esposo de la alcaldesa mayor designada Clara López.
Qué pasó
Sobre el porqué la votación de los comunistas se cayó en 5.368 los votos, Caicedo le explicó a EL NUEVO SIGLO que “no es un problema exclusivo del Partido Comunista, porque hacemos parte del Polo Democrático Alternativo y estamos en este proceso, pues se ha sufrido un revés electoral a pesar de que sus ideas y planteamientos programáticos tienen vigencia en Bogotá. Nuestro revés es coyuntural y transitorio”.
Para Caicedo, concejal hasta el 31 de diciembre, “en estos cuatro años pusimos sobre el tapete las contracciones que hay en la ciudad y problemas que hay que resolver. El ordenamiento territorial que tiene que ver con el manejo del suelo y el monopolio del manejo inmobiliario, la batalla por la defensa del bien público como fue la ETB, el plan alimentario entre la ciudad y la región, las reservas campesinas, entre otros aspectos”.
¿Ese revés afecta el trabajo político? “No me aterra salir del Concejo. Esta es una lucha que vamos a continuar en las calles, los barrios y las localidades. Es una lucha social. Por una ciudad democrática y humanizada que puede tener sintonía con la administración que ha entrado en Bogotá que reconocemos y respetamos. Pero vamos a exigir que los proyectos sociales y participativos se conviertan en un nuevo rostro de la vida cotidiana de la ciudad como derechos exigibles y métodos que no pueden ser renunciables”.
¿Se ha salido militantes del PCC? “Hay emulación. El Polo tenía 11 y quedó con 4 concejales. Hay un encogimiento de la franja de votantes”.
¿La situación del alcalde Samuel Moreno los afectó? “Desde luego. Es un golpe al modelo de gobierno que aplicó porque se separó mucho de la idea que tenía el Polo para gobernar. Se rodeo de secretarios y personajes que no correspondían con la política del Polo como fue la corrupción y el cartel de la contratación que no tenemos ninguna relación”.
Aunque el presagio de que los votos del PCC son tan disciplinados como de los grupos eclesiásticos no se cumplió, los militantes esperan que en las elecciones de 2015 vuelvan a ganar su escaño.