Desde la base, limpiando las heridas del corazón y generando más justicia social. Esas deben ser las condiciones que los prelados de la Iglesia Católica consideran debe tener la era del posconflicto en Colombia. EL NUEVO SIGLO habló con nueve obispos de distintas zonas del país, que desde mañana se reúnen en la sede de la Conferencia Episcopal para su asamblea anual. Los prelados indican que no basta con firmar el acuerdo de paz, sino que la gente en las ciudades tenga conciencia para recibir a los excombatientes
Una tarea de todos: monseñor Falla
Tenemos que partir de la base y la base son las personas que viven en cada una de las comunidades. Si se firma un acuerdo de paz y vamos al posconflicto, hay mucha gente que está viviendo el día a día. Es ese acompañamiento el que vamos a mirar, cómo hacemos por medio de todas las comunidades religiosas, de las parroquias, de todos los centros donde la Iglesia tiene cabida, para que desde allí se empiece a ambientar todo esto de la reconciliación y la paz, de forma tal que finalmente, entre todos, tomemos conciencia de que es una labor de todos, un trabajo que debemos emprender para construir la patria. El último día de la Conferencia Episcopal se llegará de nuevo a un análisis de la realidad política y social, y en agosto, del 11 al 13, tenemos otra reunión extraordinaria donde vamos a estar analizando el tema de la reconciliación y la paz.
Costa Pacífica, excluida: monseñor Epalza
Me preocupa todo el tema del posconflicto. Ojalá que se llegue pronto a firmar esta paz, que puede ser un paso adelante, porque realmente la costa Pacífica ha sido marginada y ha tenido muchos problemas. El Gobierno ha hecho una intervención en Buenaventura especialmente, pero eso no es lo fundamental, no es lo único que debe hacer. Esta es una población, una región muy marginada y excluida, por lo que necesita que se dé la mano para salir de esta situación de marginación. Para el posconflicto allí, primero, se deben sanar los corazones, con el perdón, con la reconciliación, con la verdad, con toda esta Ley de Víctimas. La atención a las víctimas es fundamental porque en Buenaventura tenemos desplazamiento forzado y reclutamiento de los jóvenes a la fuerza. Este año hubo unos 14 cuerpos desmembrados, últimamente dos jóvenes más. A pesar de la intervención militar, esta amenaza continúa siendo una preocupación para la población.
Cultura del perdón: monseñor Gutiérrez
Nosotros nos adherimos perfectamente al pensamiento del cardenal Rubén Salazar, toda vez que es la voz cantante del Episcopado Colombiano. Ahora ya cuando se habla del posconflicto, tenemos una teología que es la conocida por todo el mundo. Sabemos que el posconflicto, lo mismo que el mismo conflicto, no son el producto de una fuerza armada o de una componenda de tipo político; vamos por otro camino, que es la educación y la conversión. Desde el posconflicto vamos a seguir insistiendo en lo que hemos venido haciendo. La paz llegará, eso es un hecho, pero lo importante no es que llegue, sino que la podamos conservar y que pueda ser útil para toda la comunidad. Por eso nosotros seguiremos con nuestros planes de conversión, educando a la gente en la cultura del amor, en la cultura del perdón, en la cultura de la reconciliación, pero movidos por el factor de la fe en Cristo Señor, y no motivada por el temor a las armas o a la Fiscalía.
El evangelio del perdón: monseñor Mejía
En el tema de la paz vamos a hacer una reunión en agosto para evaluar la situación en las diferentes regiones. La gente en Florencia está bien, en general hay mucha expectativa frente a lo que pueda pasar en La Habana, pero en estos momentos hay una serenidad, una calma, que ojalá durara mucho tiempo. Aquí estamos empeñados, desde la Iglesia, en el tema del perdón y la reconciliación. Son elementos que el mismo evangelio nos ofrece, esa es la tarea de la Iglesia y ahora con mayor énfasis. En Florencia se han creado unos espacios que los hemos llamado “Casas de reconciliación y perdón”, y he insistido a los sacerdotes en que deben estar muy atentos a la comunidad, visitarla, acompañarla y no cansarse de anunciar el evangelio con el tema del perdón.
Situación compleja en Guaviare: monseñor Antonio Nieto
Estamos trabajando en situaciones como en el Guaviare, en donde la situación es compleja con respecto a la guerrilla misma. No sabemos qué va a pasar con todos estos grupos armados, aunque son menos que hace algunos años. Sin embargo, todavía hay mucha extorsión y mucha dificultad, los campesinos sufren porque hay muchas exigencias, y hay un temor grande con respecto a qué va a pasar con la firma de la paz. Nuestro trabajo ha sido hacer una mediación en la base, buscando hacer comprender que, desde el ámbito de la doctrina social de la Iglesia, tenemos que tomar conciencia en la nación de la responsabilidad con los más pobres y eso nos ha acercado mucho a un trabajo con los campesinos. Yo no puedo decir que tengamos fórmulas, pero sí tenemos mucha esperanza y queremos que ese posconflicto sea un desarrollo muy grande. El manejo fundamental de la Iglesia es ofrecerle un llamamiento de corazón y un trabajo desde la base, para que haya honestidad, transparencia, es allí donde está nuestra labor.
Posconflicto está lejos
Ya tuvimos una experiencia cuando el expresidente Uribe sacó el Ejército de los cuarteles y nos liberó las vías. Y ya liberadas las vías, retiraron la guerrilla y, por el otro lado, las autodefensas de Casanare y de Urabá; la gente de inmediato se puso a trabajar, a volver otra vez a las fincas y hacerlas producir, unas con rapidez y otras con más prudencia. Se reactivó la economía, pero ese posconflicto lo manejamos muy bien. Pero si me pregunta el posconflicto a nivel nacional, creo que está lejos, porque si usted se da cuenta hace unos quince días, en el primer triunfo de la selección colombiana, reaccionamos con 9 muertos en Bogotá, eso no se resuelve ni en La Habana. Se necesita una generación para crear valores de respeto, de amor, de paz, de gozo, de ayuda a los demás, de tolerancia… De modo que el posconflicto está lejos. Habrá un posconflicto armado, pero no posconflicto de paz en la Nación, porque las injusticias son muy grandes, las inequidades son bastantes.
Ya lo venimos aplicando: obispo Gómez Serna
El posconflicto ya lo venimos aplicando en varias partes por medio de los programas de desarrollo y paz que tenemos, 23 en Colombia. Actualmente estoy de presidente del Comité Estratégico de la Red Nacional de programas de Desarrollo y Paz, que son programas de desarrollo integral en educación, formación, reconciliación. Eso lo venimos desarrollando desde hace muchos años en muchas zonas de Colombia y ahora lo que tenemos es que potenciar más este trabajo desde la Iglesia, con la Pastoral Social. Hay que trabajar por la reconciliación y buscar que de verdad haya cambios estructurales en el país en lo que respecta a la justicia social, porque mientras no haya justicia social no alcanzaremos la paz. La paz es fundamental en el sentido de que la lograremos si hay oportunidad para todos, si hay posibilidades de que los pobres se sientan parte integral del pueblo.
Crear una nueva conciencia: obispo Vaca
Hay una tarea de reconciliación, de invitar al perdón, de invitar a crear una nueva conciencia en la que quepamos todos, en la que reine la fraternidad, en la que haya una justicia social y, por supuesto, con el empeño de todos de querer una Colombia mejor. La paz es un don de Dios y debemos pedirle al Señor que nos regale ese don, que tanto necesitamos. Por eso hay que trabajar desde la base para que se recuperen los valores.
Desarme no es la paz: monseñor Marulanda
De lo que se trata es de pensar en todas las acciones que hay que implementar para afianzar la paz y hacerla posible porque, al fin y al cabo, se requiere que se logre el desarme de las Farc. Ese apenas es un elemento de la línea correcta, pero esa no es la paz. Para que podamos hablar de paz hay que organizar todos esos pasos, la indemnización de las víctimas, la seguridad de que la gente en el campo pueda vivir tranquila, de que haya desarme, de que se solucionen todos los problemas que originaron la violencia, como la injusticia, la inequitativa distribución del presupuesto, una política social más agresiva. El posconflicto es algo que compromete a mucha gente, no es solamente al Gobierno. Hay que mirar qué grado de aceptación tienen los guerrilleros en la sociedad, si se integran y si estas personas van a participar en la política…