Grecia va a pagar "sin problema" un vencimiento de 3.200 millones de euros de deuda contraído con el Banco Central Europeo (BCE), alejando el riesgo inmediato de impago, aseguraron fuentes del ministerio de Finanzas.
"El asunto está solucionado, no hay ningún problema. Grecia va a pagar el vencimiento, tenemos el dinero necesario", afirmó a la AFP una fuente ministerial, que sin embargo, no precisó en qué momento de la jornada se va a efectuar la operación.
Mientras la UE y el FMI reanudan el envío de los fondos acordados para salvar al país de la quiebra, Grecia captó la semana pasada 4.063 millones de euros en letras del Tesoro a tres meses para cubrir sus necesidades corrientes y evitar la bancarrota.
Esta emisión -por la que tuvo que pagar unos intereses del 4,43% en el mercado libre- le permite hacer frente a este vencimiento de deuda contraída con el BCE.
El BCE, del que Grecia esperaba en un primer momento una solución técnica que le permitiera aplazar el vencimiento, había dado su acuerdo a la solicitud de Atenas de recurrir al mercado para recaudar esa cantidad.
Para reanudar la inyección de fondos, con la entrega esperada de un tramo de 31.500 millones de euros del último crédito, los acreedores de Grecia le exigen que enderece el plan de austeridad y las reformas que le recetaron hace dos años.
En septiembre se espera que la Eurozona adopte una decisión aunque Atenas pide una ampliación de los plazos en dos años, hasta 2016, para sanear sus cuentas y hacerle más llevaderas las draconianas medidas que la han sumido en una profunda recesión.
En ese sentido, el primer ministro griego, Antonis Samaras, lanzará esta semana una ardua batalla diplomática para obtener de la zona euro una flexibilización de la cura de austeridad impuesta a su país por sus acreedores. Desde mañana, Samaras tomará el pulso de la zona euro entrevistándose con el jefe de filas del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, que llegará a Atenas después de que lo hiciera en julio el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
El viernes, Samaras --que asumió el cargo en junio tras las legislativas griegas-- se entrevistará en Berlín con la canciller alemana, Ágela Merkel, y el sábado lo hará en París con el presidente francés François Hollande.
Francia parece más flexible ante las demandas de Grecia de aliviar su cura de austeridad. En cambio, Berlín tiene una posición más dura, según los analistas.
El objetivo del primer ministro conservador es claro: demostrar a sus socios europeos que Grecia está determinada a llevar a cabo el ajuste presupuestario exigido por la Unión Europea y el FMI, y obtener al mismo tiempo una prórroga de dos años, hasta 2016, para alcanzar el equilibrio presupuestario, en principio previsto para 2014.
Para ello, Samaras, acompañado por su ministro de Finanzas Yannis Sturnaras, presentará a los socios europeos las "grandes líneas" de las nuevas medidas de ahorro, de 11.500 millones de euros para 2013 y 2014.
Según el ministro de Finanzas, este programa de ahorro, que incluye más recortes en las jubilaciones y la supresión de empleos públicos, está prácticamente cerrado.
El terreno sería entonces propicio para que Grecia plantee oficialmente, en principio durante la cumbre europea de octubre, su solicitud de prórroga. De momento, Samaras prefiere no tratar de forma preliminar este asunto.
En una entrevista este lunes a la radio Deutschlandfunk, el secretario de Estado alemán de Finanzas, Steffen Kampeter, confirmó que no se espera esta semana ninguna "decisión bilateral" al respecto.
Cuando llegue el momento, Samaras podría aludir a la devastadora espiral depresiva que sufre la economía griega, e invocar el hecho de que una prórroga está explícitamente prevista, en el acuerdo suscrito por Atenas y sus acreedores, "en caso de recesión significativamente más profunda de lo esperado".