El papa Francisco celebró este sábado una multitudinaria misa en el santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de las Américas, y posteriormente cumplió su "deseo más íntimo" de orar en silencio frente a su imagen, demostrándole su devoción.
Alrededor de 50.000 personas, algunas vestidas de blanco y amarillo y ondeando banderas del Vaticano, asistieron a esta emotiva misa, concentrándose dentro y fuera de este santuario mariano ubicado en la periferia de la capital mexicana y que es el más visitado del mundo.
Francisco había confesado que uno de los mayores deseos de su visita de cinco días a México era rezar por tercera vez en su vida ante "La Morenita" y lo hizo durante varios minutos, por México, el continente americano y todos los buenos propósitos de su pontificado, según había dicho.
En el santuario, el papa pronunció una homilía poética de homenaje a la Virgen que, según Francisco, transmite a Dios las súplicas de las personas más humildes y olvidadas en un país acechado por la violencia, la pobreza y la impunidad como lo es México.
"Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos", dijo Francisco aludiendo a las víctimas del crimen organizado.
Dios tiene una elección "preferencial" para estas personas, aseguró el papa
"Nadie puede quedar afuera. Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la altura de las circunstancias o no aportar el capital necesario para la construcción de las mismas", manifestó.
El papa también aludió a los "jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas" y a los ancianos "sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones".
Papa pidió a obispos mexicanos enfrentar con coraje narcotráfico
El papa Francisco llamó a los obispos de México a enfrentar al narcotráfico y la violencia que genera con "coraje profético", en un discurso en la catedral metropolitana.
"La proporción del fenómeno (del narcotráfico), la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión (...), la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros, Pastores de la Iglesia, a refugiarnos en condenas genéricas, sino que exigen un coraje profético", manifestó Francisco en un mensaje a los obispos mexicanos.
Así mismo hizo un vehemente llamado a la clase política a ofrecer al pueblo "justicia real, seguridad efectiva" y paz, a la vez que pidió a los obispos enfrentar con coraje el narcotráfico.
En la primera visita de un pontífice al Palacio Nacional de México, donde se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto, Francisco sostuvo que "a los dirigentes de la vida social, cultural y política les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos (...) justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz".
Su mensaje fue dirigido a sus anfitriones en México, un país golpeado por la violencia, la pobreza y la corrupción.
"Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte", advirtió.
Su mensaje fue seguido a través de pantallas gigantes por millares de fieles que se apostaron en el céntrico Zócalo, una plaza construida sobre las ruinas de templos prehispánicos y donde se encuentran la catedral y el Palacio Nacional.
"¡Bravo! ¡Qué bueno que le diga sus verdades al gobierno!", gritó una mujer entre la muchedumbre.
"El papa puso en vergüenza al gobierno con todo lo que dijo. A ver si Peña Nieto ahora hace las cosas bien. Si no es por convicción, al menos por vergüenza", dijo a la AFP Ramiro Sosa, un comerciante de 56 años de Veracruz (este), un estado asolado por el crimen organizado y la corrupción.
Tras la cita con Peña Nieto, el papa se encontró con los obispos y arzobispos mexicanos en la catedral metropolitana, donde los instó a enfrentar el narcotráfico "con coraje profético".
"La proporción del fenómeno (del narcotráfico), la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión (...), la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros, pastores de la Iglesia, a refugiarnos en condenas genéricas, sino que exigen un coraje profético", manifestó.
En cambio, el discurso del gobernante mexicano evitó mencionar estos problemas y se centró más en temas globales y reconocimientos al papa.
"Su visita trasciende al encuentro entre dos Estados, se trata del encuentro de un pueblo con su fe. Su santidad, México lo quiere, México quiere al papa Francisco por su sencillez, por su bondad, por su calidez", dijo Peña Nieto.
La presencia del papa en el Palacio fue un gesto simbólico en un país devoto pero con una larga tradición laica y que apenas en 1992 restableció relaciones diplomáticas con el Vaticano.
La visita del papa a México fue buscada con insistencia por el gobierno de Peña Nieto, que ha sido blanco de fuertes críticas por la situación de derechos humanos en el país y casos como la desaparición y presunta masacre de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
El papa tendrá este sábado uno de los actos espirituales más esperados de su visita: la misa en la Basílica de la Virgen de Guadalupe, a la cual ha encomendado su viaje.
"El encuentro del papa con la Virgen de Guadalupe será monumental. Él es un gran devoto mariano y la Virgen de Guadalupe no es sólo reina en México sino emperatriz de América", estima Andrew Chesnut, profesor de estudios de religiones en la Universidad de Virginia Commonwealth, Estados Unidos.
- Pobreza, migración y violencia -
Aún conmocionado por el motín que el jueves dejó 49 muertos en una cárcel de Monterrey (norte), México condensa muchos de los temas que preocupan a Francisco: una sociedad desigual donde la mitad de sus habitantes sigue siendo pobre, un país acechado por la violencia del narcotráfico y donde miles de migrantes viven un calvario tratando de llegar clandestinamente a Estados Unidos.
La elección de las paradas del papa parece estar cargada de simbolismo.
El domingo visitará Ecatepec, una sobrepoblada ciudad de la periferia de la capital que vive un repunte de violencia, especialmente hacia las mujeres.
El lunes estará en Chiapas (sur), el estado más pobre e indígena del país, donde oficiará una misa con fragmentos en tres lenguas indígenas: tzotzil, tzeltal y chol.
El martes irá a Morelia, capital del convulso estado de Michoacán (oeste), donde en 2013 grupos de autodefensas se levantaron en armas contra los abusos del cártel de Los Caballeros Templarios.
El papa se reservó para el final la fronteriza Ciudad Juárez, durante años considerada la más peligrosa del mundo y que ahora trata de cicatrizar heridas abiertas por los feminicidios y la violencia que vivió.
Francisco visitará allí una cárcel y se despedirá con una misa en el borde de la frontera con El Paso (Texas, Estados Unidos) por donde miles de migrantes cruzan clandestinamente cada año.
Antes de llegar a México, el papa hizo una escala de horas en Cuba donde se encontró con el patriarca ortodoxo ruso Kirill, una reunión histórica que selló el reencuentro entre el cristianismo de oriente y occidente./AFP