Exdictador Ríos Montt negó que fuera un genocida | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Mayo de 2013

El exdictador guatemalteco Efraín Ríos Montt negó este jueves haber ordenado masacres de indígenas durante su régimen entre 1982 y 1983, al tomar la palabra por primera vez en el histórico juicio que se le sigue por genocidio, en la fase final del proceso.

"Me declaro inocente, nunca he tenido la intención, el propósito de destruir a ninguna etnia nacional (...). No soy genocida", dijo Ríos Montt ante el Tribunal Primero de Mayor Riesgo A, presidido por la jueza Jazmín Barrios que lleva el caso.

Sentado en el banquillo de los acusados, Ríos Montt, de traje oscuro, rechazó la acusación de haber autorizado planes militares para eliminar a grupos étnicos y dijo que, como jefe de Estado, no tenía el control directo de los soldados que operaban en las regiones indígenas.

"Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, una etnia o una religión. ¡Nunca lo hice!", subrayó el general retirado, asediado por una batería de fotógrafos y camarógrafos.

Ríos Montt y su exjefe de inteligencia militar, José Rodríguez, son juzgados desde el pasado 19 de marzo, acusados de la masacre a manos del ejército de 1.771 indígenas mayas-ixiles durante su régimen de mano de hierro entre 1982 y 1983.

Al iniciarse la fase final del juicio el miércoles, el fiscal Orlando López solicitó una condena de 75 años de prisión para cada uno de los acusados.

Durante su intervención de 50 minutos, el exdictador también acusó a la ex guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalateca (URNG) de ser la responsable de las violaciones de los derechos humanos contra la población civil durante la guerra que sufrió Guatemala (1960-1996).

"Los señores del EGP (una facción de la URNG guerrillera) mandaron a mal matar a esa pobre gente (ixil) y ahora soy yo el que tiene que pagar el delito de genocidio", expresó.

En su intervención, Ríos Montt se presentó como un exjefe de Estado que retomó "el rumbo" del país, según él, inmerso en una crisis política y acechado por grupos subversivos.

"Mi ocupación de jefe de Estado fue específicamente para retomar el rumbo de la nación que ya estaba en la borda. Guatemala estaba en el fracaso y (...) la guerrilla en las puertas del Palacio", agregó.

El abogado defensor de Ríos Montt, Francisco García, reiteró que el exdictador es inocente y afirmó que su cliente "jamás planificó, organizó, diseñó o ejecutó un plan destinado a eliminar al grupo étnico maya-ixil" y exigió la "absolución total".

"Una barbarie"

Poco antes, los querellantes en el proceso calificaron de "barbarie" las masacres cometidas por el ejército durante el régimen del general golpista. Fueron "muertes indescriptibles", explicó en sus conclusiones el abogado acusador Edgar Pérez.

Ríos Montt "tenía el dominio de ese aparato de poder (Ejército), que era el único que podía cometer esas atrocidades", expuso Pérez, de la querellante Asociación para la Justicia y Reconciliación (AJR) que defiende a los indígenas.

El juicio contra Ríos Montt y Rodríguez comenzó hace unos 50 días, pero por amparos presentados por la defensa de los acusados fue suspendido el 18 de abril y reanudado el pasado 30 de abril.

El abogado pidió al tribunal analizar todas las pruebas presentadas en el juicio y dictar "una sentencia fuerte", para que se cumpla con "estándares internacionales mínimos" para reivindicar la "memoria histórica" de las víctimas de la región ixil.

"Hoy podemos decir que la luz de la justicia empieza a alumbrar para apagar la sombra de la impunidad", dijo por su lado Francisco Vivar, abogado del querellante Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (Caldh) y explicó que los acusados son responsables de genocidio "en calidad de autor".

La sala de vistas, la principal de la Corte Suprema de Justicia en el centro de la capital, se encuentra abarrotada de sobrevivientes de la guerra, activistas de derechos humanos, familiares de los acusados y periodistas.

El régimen de Ríos Montt, entre marzo de 1982 y agosto de 1983, fue una de los más cruentos de la guerra civil (1960-1996), que dejó en Guatemala 200.000 muertos o desaparecidos, según un informe de la ONU./AFP