Evocando a un gran amigo. Asistía toda la razón, en vida, al irrepetible periodista, escritor y filósofo caldense Silvio Villegas Jaramillo, el Leopardo, cuando al despedir a un amigo que acababa de dejar en su última morada, en el Cementerio de San Esteban, de Manizales, escribió estas ocho palabras: “Lo peor de la muerte es el olvido”.
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Hipólito Hincapié. Motiva el anterior párrafo de entrada el olvido seguramente involuntario que tuvo el redactor de Semana al dejar por fuera de la lista de periodistas colombianos fallecidos este año al abogado y periodista Hipólito Hincapié Roldán, quien cerró su ciclo vital, en Bogotá, el 15 de abril de 2012.
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La trayectoria de Polito. Con motivo de su sensible desaparición, el periodista Jorge Enrique Giraldo Acevedo produjo el mismo día del duelo una semblanza de este gran valor humano nacido en Santa Rosa de Osos, Antioquia, el 13 de mayo de 1932, de conformidad con la ficha biográfica tomada de Quién es quién en Colombia.
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El palmarés de Hincapié. Contaba Giraldo que Hipólito se inició en la emisora La Voz del Triunfo y el periódico La Defensa, en Medellín. Laboró en las cadenas radiales Caracol, RCN y fue el primer director del noticiero Todelar, entre 1962 y l965. También trabajó en La República y en EL NUEVO SIGLO, medio en el sostuvo la columna diaria Polinotas desde el 12 de mayo de 1957.
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Con los directores paisas. Formó parte del primer equipo periodístico de Caracol Radio bajo la batuta de Antonio Pardo García y acompañó a Alberto Acosta Penagos en la fundación de medios y noticieros radiales. Desde las trincheras periodísticas con su trabajo en el diario La República, antes de destacarse en la crónica política, fue uno de los más sobresalientes periodistas económicos del país, al lado de Dario Bautista, quien prestaba sus servicios en El Espectador.
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Entre chivas y códigos. Polito, como se le conocía en el gremio, alternaba sus labores periodísticas con las de abogado, profesión que ejerció en calidad de egresado de la Universidad La Gran Colombia.
Ocupó la Secretaría Ejecutiva de la Cámara Colombiana de la Industria Editorial, donde desarrolló una fructífera gestión en procura de mejorar los índices de lectura por parte de los jóvenes, con campañas en colegios, escuelas y en universidades.
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Su mejor amigo. Hacía varios años había accedido a la pensión pero se negaba rotundamente a jubilarse sobre la premisa, según la cual, "el talento no se jubila”. Su compañero y amigo de muchos años fue el notable constitucionalista Clímaco Giraldo con quien se le veía, casi siempre, en franca tertulia e impulsando el Centro de Estudios "Los Pájaros dormidos".
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Dolientes. Por su temperamento introvertido y extremadamente reservado, siempre fue amigo de pocos y conocido de muchos. Viudo de doña Martha Molina de Hincapié, quien falleció el 12 de enero de 1994, le sobreviven sus hijos Beatriz Helena, Héctor Fabio, Martha Lucía, Jaime Hernando, Juan Guillermo, María Eugenia y Gustavo Andrés Hincapié Molina, todos profesionales en diversas áreas.