Si Estados Unidos no replantea su relación con América Latina y da solución a tres de los grandes problemas que lo mantienen al margen -inmigración, Cuba y drogas- ambas regiones seguirán alejándose con consecuencias negativas para todo el hemisferio.
1. Un hemisferio transformado
De acuerdo con el documento de Diálogo, siete cambios se han producido con fuerza en el hemisferio en los últimos años.
El ascenso brasileño
Brasil es la potencia económica dominante en América Latina y, en ese sentido, rivaliza con Estados Unidos.
El desafío mexicano
Mientras algunos en México consideran que sus principales retos están al interior (como reforzar el rendimiento económico, reducir la violencia y controlar y satisfacer mejor las necesidades de los ciudadanos), otros sostienen que con más de 100 millones de pobladores y su peso económico podría perder oportunidades importantes si no toma un papel más activo en el hemisferio y los asuntos internacionales.
Avance general
Las naciones de América Latina y el Caribe han logrado más avances económicos y sociales en los últimos años y mejorado la gestión fiscal, en combinación con políticas sociales innovadoras, generando una década de sólido crecimiento.
Política pragmática
La mayoría de los países de América Latina está girando hacia políticas pragmáticas y de centro, que se dirigen al crecimiento económico, al progreso social y la gobernabilidad democrática.
Nuevas formas de regionalismo
En América Latina y el Caribe se han formado varios nuevos grupos regionales en los últimos años. Es difícil saber si estos grupos asumirán cada vez más importancia, echarán raíces y se convertirán en rasgos permanentes del paisaje institucional interamericano. UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) y CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), a diferencia de la decadente ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas), no buscan activamente a reducir la influencia de Estados Unidos.
Inseguridad ciudadana
América Latina es tan violenta como cualquier otra región del mundo y pocos países han avanzado mucho en contener el aumento de la violencia criminal.
Reversa norteamericana
En la última década, Estados Unidos ha sufrido importantes retrocesos en su situación regional y mundial: no ha salido bien librado de las guerras en Irak y Afganistán, sufrió la crisis de 2008 por la falta de disciplina fiscal y la mala gestión económica, y aumentó su brecha entre ricos y pobres, entre otros temas.
Agenda para una nueva relación
Poner fin al distanciamiento actual en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina requerirá de Washington y otros Gobiernos en el hemisferio reorientar y tratar más eficazmente una serie de cuestiones difíciles, varias de las cuales son problemas no resueltos que causan tensión y frustración como la inmigración, la lucha antidrogas y Cuba.
2. Agenda inconclusa
Inmigración
El fracaso de Washington para reparar la inmigración a Estados Unidos ha creado un resentimiento en toda la región, sobre todo si se tiene en cuenta que los migrantes constituyen un porcentaje significativo de los trabajadores más jóvenes y que su presencia podría mejorar la situación demográfica de trabajo y aumentar la capacidad de Estados Unidos.
Lucha antidrogas
Dentro del espíritu de la “responsabilidad compartida”, a menudo invocada por funcionarios norteamericanos, es fundamental que el Gobierno de Estados Unidos responda a los llamados de los líderes de América Latina para una revisión seria de la política antidrogas.
Cuba
La política hacia Cuba ha dividido durante mucho tiempo a Estados Unidos del resto del hemisferio. Existe un consenso entre las demás naciones acerca de que el cincuentenario embargo no ha funcionado y, de hecho, pudo haber sido contraproducente.
3. Mirando al futuro
Economía y energía
La expansión del comercio, la inversión y la cooperación en energía ofrecen las mayores oportunidades para robustecer las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
Independientemente de las políticas del Gobierno, estas áreas han experimentado un tremendo crecimiento y desarrollo, impulsados principalmente por el sector privado.
Aunque América Latina aún depende de capital para la inversión, de los mercados de Norteamérica para sus exportaciones, así como de la tecnología, la innovación y las remesas constantes de sus ciudadanos emigrados, la preeminencia económica de Estados Unidos en el continente disminuyó en los últimos años, dejándole campo a China y Europa, que han hecho avances enormes; además, las naciones de América comercian ahora mucho más entre sí.
Washington debe entender que, en un mundo cada vez más competitivo y peligroso, un florecimiento de América le ofrece a Estados Unidos la mejor oportunidad para establecer alianzas económicas firmes.
Gobernabilidad democrática
El balance de la democracia en las Américas es positivo, sobre todo cuando se compara con períodos anteriores y para el resto del mundo. Hay elecciones libres periódicamente y, felizmente, la masiva violación de derechos humanos por parte de Estados autoritarios es cosa del pasado.
Hoy en día, las amenazas a la democracia de las acciones de los militares, como se produjo en junio de 2009 con el golpe de Estado en Honduras, son poco frecuentes. Lo que sí ocurre es que ejecutivos elegidos democráticamente, una vez en el poder lo centralizan y asumen el aumento del control de las instituciones fundamentales, públicas y privadas, como es el caso de Venezuela, Nicaragua y Ecuador.
Carta Democrática llama a la acción colectiva para prevenir y reparar tales transgresiones, pero, de hecho, se ha encontrado con un relativo silencio. La Carta rara vez ha sido invocada. Esta inacción se debe a la falta de consenso en el hemisferio sobre lo que constituyen violaciones de los principios democráticos y la mejor forma de responder a ellas.
Cuba es el único país sin elecciones libres y multipartidistas, y su gobierno controla completamente a la prensa. América Latina y el Caribe podrían ser fundamentales en el apoyo a una eventual transición de Cuba a la democracia. Poner fin a la política norteamericana de aislar a Cuba, sin dejar de lado la preocupación sobre violaciones de derechos humanos, sería un primer paso importante.
4. Cooperación regional y global
Estados Unidos debe buscar una mayor cooperación y consultas con Brasil, México y otros países de la región en los foros mundiales que abordan los intereses compartidos.
Brasil es un buen ejemplo de quien, manifestando divergencias como el programa nuclear iraní, ha cooperado con Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio y el G-20, donde también participan México, Argentina y Canadá.
Al igual que Brasil, otros países latinoamericanos están asumiendo un mayor papel en una serie de factores políticos, del medio ambiente y cuestiones de seguridad.
Así, algunos puntos identificados de cooperación son la no proliferación nuclear (dado que América Latina es la única región libre de armas nucleares), cambio climático y política antidrogas, entre otros.
5. Redefiniendo las relaciones hemisféricas
Ni Estados Unidos ni en América Latina están haciendo lo suficiente para mantener relaciones dinámicas y productivas.
La primera orden del día debe ser:
(1) Concertar el sistema de inmigración, que afecta a América más que a cualquier otra parte del mundo.
(2) Unirse para desarrollar un enfoque nuevo y eficaz para hacer frente a la droga problema, y
(3) Poner fin al bloqueo a Cuba.