Los estudiantes y el gobierno se preparaban para sentarse en una mesa de diálogo, en el primer avance significativo para destrabar el conflicto en Chile por un mejoramiento de la educación pública, que se extiende ya por casi cinco meses.
La oferta de diálogo fue aceptada tras una maratónica reunión de más de 10 horas el martes entre las autoridades y la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), luego de que el Gobierno flexibilizó en los últimos días su negativa inicial a aceptar algunas condiciones impuestas por los estudiantes.
La mesa quedaría instalada este jueves, según comunicó el ministro de Educación, Felipe Bulnes.
"Vamos a tomar contacto durante esta tarde, cosa de, en lo posible, instalar esta mesa de trabajo a partir de mañana mismo, por lo tanto, esperamos que durante el jueves esto nos resulte posible y estemos trabajando", señaló el ministro.
"La voluntad (de los estudiantes) es poder empezar hoy día mismo" con las negociaciones, "sobre todo porque necesitamos en primera instancia conocer la Ley de Presupuesto", que incluye un aumento a la partida dedicada a educación que aún no se conoce y que debe ser ingresada al Congreso a más tardar este viernes, señaló por su parte la líder estudiantil Camila Vallejo.
Pero al mismo tiempo de la instalación formal del diálogo, los estudiantes resolvieron seguir en las calles, en un intento de mantener la presión de un movimiento que cuenta con un amplio respaldo ciudadano.
De hecho, convocaron para este jueves a una marcha en Santiago y las principales ciudades del país.
"Con la mesa de diálogo hay mayor razón para la movilización", señaló Vallejo, al explicar los motivos que tuvo la Confech para aceptar la oferta de diálogo del gobierno pero sin llamar a retornar a clases.
"Las marchas son nuestra herramienta de presión para demostrar el apoyo ciudadano, el respaldo de la mayoría", agregó la dirigente.
"Es clave normalizar las actividades académicas cuanto antes y, por tanto, éste es uno de los temas que queremos conversar en la primera reunión que sostengamos con los dirigentes estudiantiles", dijo de su lado el ministro Bulnes.
Una última encuesta conocida el martes reveló que un 89% de la población apoya el reclamo por una educación pública gratuita y de calidad en una país que cuenta con uno de los sistema educativos más segregados del planeta, producto de las reformas liberales impuestas por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
"Ya están convocando otros sectores, no sólo los estudiantes, sino que profesores, trabajadores de la educación, funcionarios de la salud y el sistema público en general, así que vamos a estar todos mañana (jueves) en la calle", agregó Vallejo, la cara más visible del movimiento estudiantil.
En tanto, dos estudiantes de secundaria depusieron este miércoles una huelga de hambre que realizaban desde hace 71 días en respaldo a las movilizaciones estudiantiles.
Maura Roque y Johanna Choapa, estudiantes del Liceo Darío Salas de Santiago, suspendieron su medida de presión tras presentar un severo deterioro de su condición de salud.
"Bajamos la huelga como una señal de fortaleza. El movimiento secundario nos necesita enteros, construyendo organización y posibilitando la lucha cotidiana en cada liceo. No abandonaremos las filas de la lucha", dijo Roque, en conferencia de prensa en el hospital.
Ambas menores, que durante todo este tiempo aceptaron consumir líquido, habían sido trasladadas la semana pasada al hospital San Borja de Santiago tras sufrir una caída del nivel de azúcar en la sangre.
En casi cinco meses de conflicto, los estudiantes han protagonizado multitudinarias marchas -consideradas las más masivas desde el retorno a la democracia en 1990, tras la dictadura de Augusto Pinochet- y otras formas originales de protesta, como una corrida de 1.800 horas en las adyacencias de la casa de gobierno y una masiva 'besatón' (maratón de besos).
Hoy unos 250.000 escolares se mantienen sin clases, al igual que miles de estudiantes universitarios, tras declararse en paro u ocupar sus escuelas y universidades.
AFP