Propone con su mensaje, que el camino hacia la espléndida meta del progreso, ha de superar múltiples dificultades: muchas de ellas las hemos conocido, sin embargo, siempre precisamos de la fe.
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Como profesor universitario y académico de la lengua, encuentro cada día más proverbiales las palabras del Pontífice. La universidad es el centro ideal para la maduración de una nueva cultura, llena de fuerza vital y de aceleración necesaria para llevar a cabo un verdadero cambio: servir al país en el esfuerzo común por construir una sociedad nueva, libre, responsable, consciente del propio patrimonio cultural, justa, fraterna, participativa, donde el hombre, integralmente considerado, sea simplemente la medida del progreso. Bien lo expresó al decir que la universidad, en toda su extensión, debe ser por vocación una institución desinteresada y libre, capaz de defender, juntamente con la Iglesia al hombre como tal; sin subterfugios, sin ningún otro pretexto y por la única razón de que el hombre tiene una dignidad única y merece ser estimado por sí mismo.
El léxico que impacta a todos, con una serie de neologismos papales, ha tomado el nombre de <<bergoglismos>>, que hacen parte de su lenguaje directo, no todas las veces claro, ya que tiene la influencia del piamontés y del lunfardo, pero, que finalmente, tratamos de entender los latinoamericanos y cuya traducción es difícil en los demás idiomas que hablan los 1.285 millones de católicos en el mundo.
El Papa propone con su mensaje, que el camino hacia la espléndida meta del progreso, ha de superar múltiples dificultades: muchas de ellas las hemos conocido, sin embargo, siempre precisamos de la fe, acompañados de la Iglesia y trabajando desde nuestra labor docente ordinaria para el servicio del hombre y como activos partícipes en la creación y defensa de una auténtica cultura de la verdad, del bien y de la belleza, de la libertad y del progreso, que pueda contribuir al diálogo entre ciencia y fe, cultura cristiana, cultura local y civilización universal.
El 25 de diciembre de 2015, el papa Francisco en la bendición para la Ciudad y el Mundo, Urbi et Orbi, pidió que la alegría de esa fecha iluminase a los colombianos para obtener la anhelada paz. Luego, en el discurso a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede volvió a reiterar esa inquietud, que finalmente, le permitirá expresarla en vivo y en directo a las personas que tengan la oportunidad de verlo personalmente o por distintos medios en la visita que se ha programado; ahora, el sucesor de san Pedro, Francisco, estará, poco o mucho, comparado con las dos visitas pontificias anteriores, pero, cada vez más cerca con su presencia mediática en las redes sociales, su prestigio como líder mundial y su paternal figura que ha transformado el corazón de todos.
Abuelos. Los abuelos son, según dijo el papa Francisco en Washington, quienes atesoran la sabiduría forjada por los años e intentan de muchas maneras, especialmente a través del voluntariado, compartir sus experiencias y conocimientos.
Amoris laetitia. Es una Exhortación Apostólica expedida por el papa Francisco sobre el amor en la familia, expedida el 19 de marzo de 2016, luego de celebrarse el sínodo de la familia.
Arrepentimiento. Cuando el papa Francisco habló sobre el sufrimiento de la Iglesia Católica cubana bajo Fidel Castro y, aunque con este líder sólo habló del pasado y de algunos jesuitas conocidos, el pontífice martilló con esta frase: “El arrepentimiento es una cosa muy íntima, que atañe a la conciencia”.
Arrodillarse. Solo cuando somos pedigüeños nos reconocemos creaturas. Pero cuando no nos arrodillamos ante la fe del humilde y cuando no sabemos pedir, entonces creemos que lo que salva es la pura fe, una fe vacía, pero una fe seca de toda religión, de toda piedad, decía siendo cardenal Bergoglio.
Balconear. El verbo balconear, como su derivado balconeo aparecieron cuando el papa Francisco los utilizó en la Jornada Mundial de la Juventud de Rio de Janeiro, Brasil: «Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón…».
Banque. “¡Que Dios me banque!, si Él me puso aquí, que Él se haga cargo”. La expresión “banque” también es del lunfardo y podría explicarla con esta versión en sinónimo: Si Dios me puso aquí, que Él pague la multa.
Callejeros de la fe. Significa que nuestro lugar como cristianos es la calle, ese es el sitio de nuestra santificación en el trabajo, en la familia, en las relaciones personales. “Callejeros de la Fe: Entre la escuela y el barro”.
Cara de estampita. Utiliza esta expresión para referirse a los políticos y corruptos que quieren aparecer como santos, en alusión a las “estampas” donde aparecen las fotografías de estos.
Cara de vinagre. Este bergoglismo se relaciona con hacer mala cara. Francisco dijo: “esos cristianos alegres y esos con caras de pepinillos en vinagre”.
Cardenales. Abuelos que deben enseñar a soñar, Consistorio de junio de 2017.
Carrerismo. Ver: Trepas.
Chamuyar. El papa dice: “El <<chamuyo>> de Dios”. En lunfardo, chamuyo es la conversación que un hombre le hace a una mujer para convencerla de llevarla a la cama. También tiene como sinónimo la conversación trivial que tienen las personas para llenar los huecos de silencio. En el idioma romaní de los gitanos, chamuyar significa conversar. Así que tal vez el Papa quiso decir “la conversación con Dios”.
Comercio de armas. Para Francisco, el comercio de armas, uno de los grandes obstáculos para la paz y añadió en su visita a Jordania: "Esas son las raíces del mal: el odio y la codicia por el dinero y la fabricación y la venta de armas. Esto nos debe hacer pensar. ¿Quién está detrás?, ¿quién da a todos los que están en guerra las armas para continuar el conflicto? También en nuestros corazones dediquemos una palabra para que esta pobre gente, criminales, se convierta”.
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