Las presiones de inflación que comenzaron a surgir en marzo con un resultado de 0,39 por ciento, serían las razones para que el Banco de la República comenzara a pensar en modificar su política monetaria con una variación de las tasas de interés.
De acuerdo con un análisis del director de investigaciones económicas de Credicorp Capital, Daniel Velandia, las últimas minutas de la reunión de la Junta Directiva de marzo, “evidenciaron algunos puntos de discusión que apuntarían a que, como hemos venido esperando, el comienzo del retiro del estímulo monetario está ahora más cerca”.
Indica el experto que “si bien el documento destaca que se mantienen fuentes de incertidumbre sobre la actividad económica provenientes del moderado desempeño de las exportaciones, la producción petrolera y la industria local, así como de una desaceleración de las economías emergentes mayor a la esperada, lo cierto es que el comportamiento reciente de la demanda interna y de los precios parecen estar comenzando a aportar la evidencia esperada en cuanto a los efectos del cierre de la brecha del producto sobre la inflación”.
Lo anterior implicaría que la ‘preocupación’ de algunos codirectores sobre la baja transmisión del crecimiento económico sobre el nivel general de precios, se ha ido disipando.
“Por lo tanto, consideramos que el lenguaje de las minutas resultó un poco más liviano que el implementado en el comunicado de la mano de una mayor evidencia del efecto del cierre de la brecha del producto sobre el nivel de precios. Así, en cuanto esperamos que la tendencia de la inflación y en particular, de las medidas básicas, continúe siendo alcista en los próximos meses, seguimos esperando el comienzo del retiro del estímulo monetario en mayo de este año”, sostiene Velandia.
Este retiro de apoyo del Banco Central, ya se está presentando en otros países como Brasil, donde se están interviniendo las tasas de interés desde hace varios meses. En Colombia hace 11 meses que no se modifican las tasas de referencia.
De acuerdo a los expertos, la política monetaria hasta ahora implementada por el Emisor, busca evitar desequilibrios financieros, originados, por ejemplo, en episodios de apalancamientos elevados o de toma excesiva de riesgo.
Estos generalmente provocan crisis financieras y fuertes fluctuaciones del producto y del empleo. Para enfrentar este tipo de episodios existe una variedad de medidas donde el uso de un subconjunto específico de las mismas puede justificarse según las condiciones generales de la economía y del problema financiero particular que se quiera enfrentar.
La teoría económica y la experiencia de los países enseñan que uno de los determinantes de la inestabilidad financiera es tener, por períodos prolongados, tasas de interés de política “anormalmente” bajas o altas.
Por lo anterior, desviaciones fuertes y prolongadas de la tasa de interés de política de su nivel “normal” pueden incrementar la probabilidad de que se presenten situaciones de inestabilidad financiera. Por tal motivo, mitigar este riesgo de desbalance financiero es uno de los criterios que utiliza la Junta Directiva del Emisor para fijar el nivel de la tasa de interés de referencia.
Cuando se tienen tasas bajas, los agentes tienden a subestimar el riesgo, los precios de los activos pueden crecer por encima de lo sostenible y, en general, se tiende a invertir en activos más riesgosos.
Los organismos de crédito, por su parte, aumentan los préstamos como proporción del capital, y algunas veces también disminuyen las exigencias para otorgarlos. Adicionalmente, los participantes en los mercados financieros sustituyen activos seguros por otros de mayor riesgo, buscando obtener un mayor retorno. De esta forma, la economía puede enfrentar elevados niveles de endeudamiento y de riesgo, y se vuelve más vulnerable a los ajustes inesperados en el ingreso, por ejemplo, por pérdidas de empleo.