Por Por Vicente Torrijos R.
Especial para El Nuevo Siglo
Más de un año después de haber iniciado las negociaciones con el gobierno colombiano, las Farc estarían dándole las últimas puntadas al modelo político-estratégico mediante el cual pretenden llegar al poder en Colombia e instaurar su modelo socialista en consonancia con la revolución continental bolivariana.
El cese bilateral como pieza maestra
1- Las Farc propusieron claramente la idea desde el 28 de agosto, así que hay una notable afinidad ideológico-discursiva entre la organización armada y los planteamientos recientes de diversos sectores que recomiendan una tregua inmediata.
2- A diferencia del cese unilateral que las Farc emprendieron por estas mismas fechas el año pasado, ahora lograrían la parálisis absoluta de las FF.MM. bajo la modalidad de armisticio, una figura mítica que recuerda la tregua firmada en Trujillo por Bolívar y Murillo, en 1820.
3- El cese bilateral de hostilidades en plena campaña electoral dejaría al país completamente a merced de las Farc, de tal modo que la banda armada podría desarrollar holgadamente su estrategia de guerra no evidente (no violatoria del armisticio), con lo cual, movilizando forzosamente a la población y dosificando tanto violencia directa como violencia simbólica, lograrían favorecer unas candidaturas (y torpedear otras), asegurándose así el mayor control territorial posible.
4- Al no tener injerencia en el proceso de verificación internacionalizado de esta tregua, las FF.MM. no estarían en capacidad de señalar los desafueros de la organización terrorista, estarían políticamente condicionadas, y cualquier acción autónoma de respuesta ante una provocación o una agresión podría ser interpretada como una violación del acuerdo o un intento deliberado por romper el proceso.
La valoración presidencial
5- El Presidente ha sido de gran utilidad para las Farc pero en él no se agota el proyecto político de la banda armada para cogobernar al país.
6- Eso significa que si la ciudadanía rechaza su reelección, las condiciones para proseguir la negociación permanecerían intactas, más aún si las Farc logran movilizar mediante proselitismo armado a buena parte del país en favor de una "tercería favorable" y eliminar toda posibilidad de que las corrientes políticas contrarias a la negociación regresen al poder.
7- En definitiva, ese escenario, o el de la propia reelección presidencial, le resultaría altamente favorable a las Farc, pues todo ello desembocaría en la Asamblea Constituyente que tanto anhela la agrupación ilegal.
8- En cualquier caso, queda claro que las Farc no optarán por suspender los diálogos pues, aunque sería un escenario electoral altamente rentable por estar basado en la ilusión del retorno (el llamado mito político del "eterno retorno" para conseguir "la paz”), debilitaría a un Gobierno que pasaría a ser visto por los ciudadanos como un gobierno "en el limbo" y sin ningún resultado concreto que mostrar.
9- Dicho de otro modo, las Farc no firmarán antes de las elecciones ningún acuerdo final, o sea, no se someterán a un referendo del que tanto ellas como el Gobierno, sumidos en traumatizante desprestigio, probablemente saldrían derrotados. Derrota que, adicionalmente, condenaría todo el proceso al ostracismo pues ninguna artimaña jurídica sería válida para ignorar la genuina voluntad popular.
10- En cambio, al firmar -entre bombos y platillos- un armisticio (que rememore a Bolívar) se le ofrece al Gobierno algo que mostrar, se practica el populismo humanitario con una vistosa campaña de desminado, y se promueve el activismo internacional involucrando a los propios EU en la discusión sobre drogas, esto es, en el proceso de La Habana propiamente dicho.
11- Por la misma vía, se endulza a los militares prometiéndoles beneficios penales (como si ellos fuesen equiparables a los terroristas) y, para lograr la modificación tanto de la doctrina como de la estructura y la misión de las FF.MM., se convocaría una Comisión de la Verdad que, finalmente, les aseguraría a los insurgentes el control de una Fuerza Pública "renacida desde las cenizas".
El horizonte estratégico
12- En definitiva, con todos esos elementos reunidos, se suscribiría, ya sea con el nuevo -o con el mismo- presidente, ese redentor acuerdo final (¡que ya no sería necesario refrendar!) y que serviría, más bien, de gran pretexto para convocar la Constituyente. Una Constituyente con curules regaladas y presidida por un comandante guerrillero, tal como sucedió con la de 1991.
13- Sólo que ahora, bajo total impunidad y sin depender exclusivamente de la guerra de guerrillas, las Farc no estarían interesadas en carros, becas o puestos públicos de poca monta pues, en lo que realmente están interesadas es en refundar el Estado, cogobernar al país y, por supuesto, detentar el poder. Poder express. ¡Poder prêt-à-porter!
* Profesor Titular de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad del Rosario