El asteroide más grande que se ha aproximado a la Tierra en más de un siglo pasará el próximo viernes a una distancia de siete millones de kilómetros, sin representar ningún peligro para nuestro planeta, dijo la NASA.
Este asteroide, de 4,4 kilómetros de diámetro, llamado Florence, fue descubierto en marzo de 1981.
"Es el objeto celeste más grande que pasa tan cerca de nuestro planeta desde el descubrimiento del primer asteroide en las cercanías de la Tierra hace más de un siglo", precisó la agencia espacial en su sitio de internet.
"Aunque muchos asteroides conocidos han cruzado la Tierra a una distancia más corta que lo que lo hará Florence el viernes 1 de septiembre, todos eran más pequeños", señaló Paul Chodas, responsable del Centro para el Estudio de Objetos Cercanos a la Tierra, dependiente de la NASA.
Florence no debería regresar a las inmediaciones de la Tierra hasta octubre de 2024 y no volverá a pasar tan cerca de nuestro planeta hasta dentro de 500 años, dijo la Nasa.
Los científicos aprovecharán este pasaje para estudiar el cuerpo celeste más en detalle usando poderosos telescopios en California y Puerto Rico.
"Las imágenes resultantes deberían permitir determinar las dimensiones exactas del asteroide y también revelar detalles de su superficie con una precisión de diez metros", calculó la NASA.
Las colisiones entre grandes asteroides y la Tierra son eventos inusuales.
"Aproximadamente cada 2.000 años, un meteorito del tamaño de una cancha de fútbol golpea el planeta, devastando el área de impacto y los alrededores", afirmó la agencia espacial estadounidense.
En lo que respecta a objetos celestes capaces de aniquilar a la civilización humana -como el que provocó el fin de los dinosaurios hace 66 millones de años-, estos amenazan a la Tierra una vez cada algunos millones de años, agregó.
Igualmente raro, el meteoro que provocó importantes daños y dejó un millar de heridos en Chelyabinsk, Rusia, en febrero de 2013, tenía un diámetro de 15 a 17 metros y una masa de 7.000 a 10.000 toneladas. Este objeto liberó una energía estimada de cerca de 30 veces la potencia de la bomba de Hiroshima.
La NASA estima que un asteroide del tamaño de un automóvil golpea la atmósfera de la Tierra una vez al año, pero se desintegra antes de tocar el suelo.