Vientos de tormenta | El Nuevo Siglo
Domingo, 11 de Mayo de 2014

*La encrucijada de Putin

*Hoy se vota por unidad o segregación

 

 

Las noticias que nos llegan de la convulsionada Ucrania son cada día más delicadas y vienen acompañadas de esa sensación de que están ligadas a la música de los tambores de guerra. Los distintos bandos que se disputan el poder se tornan cada día más hostiles y agresivos. En las calles de las ciudades son linchados los representantes de las minorías en las localidades en las que salen a manifestar su simpatía por el gobierno de Kiev o por los que sostienen que su capital ahora es Moscú, puesto que se sienten rusos hasta los tuétanos. Contra lo que se especulaba en los medios de comunicación internacionales de Occidente que Rusia y sus partidarios en Ucrania se preparaban para actuar militarmente contra los leales al gobierno de facto de Kiev, lo que se observa es lo contrario, pues quizá los partidarios de la unidad de Ucrania, temerosos del asalto ruso con sus tropas casi respirándoles a las espaldas en la frontera y las calles dominadas por las turbas segregacionistas, resolvieron actuar por medio de la fuerza de manera brutal contra los disidentes.

Uno de los hechos más tristes de la represión oficial contra los pro-rusos se da en un edificio gubernamental que éstos se habían tomado sorpresivamente y donde pusieron a ondear la bandera de Rusia, súbitamente resultó atacado por las tropas leales al nuevo régimen, cercados, y quienes se encontraban en el interior bajo la lluvia de las balas quedaron prisioneros allí, y al incendiarse la edificación, varias docenas de los que estaban atrapados murieron. Al ser transmitida la noticia al Kremlin, la población rusa clamó por una rápida y contundente intervención militar en Ucrania. Por ofensas menores las potencias suelen actuar contra quienes los atacan. El honor nacional inculcado desde el tiempo de los zares está malherido, por tanto el presidente Vladimir Putin, se encuentra en una encrucijada. Por una parte Barack Obama, desde Washington, va subiendo cada vez más el tono sobre las sanciones a tomar contra Rusia y por otra, ha determinado embargar los bienes de grandes jerarcas ligados al gobierno de Putin, lo mismo que capitales importantes de la nueva clase de millonarios de ese extenso país. Es evidente, que contra lo que se pensaba, el gobernante estadounidense está dispuesto a movilizar tropas a la zona de la OTAN en el Este de Europa. No tanto para lanzarse a una guerra preventiva, sino para demostrar su solidaridad con la Unión Europea y su disposición de frenar el expansionismo de Rusia.

¿Qué hará Putin ahora? Las cancillerías del mundo se preguntan qué determinación tomará en este momento decisivo. Los que han leído el reconocido ensayo sobre la diplomacia de Henry Kissinger, publicado en la década de los noventa, recuerdan que en el capítulo primero  donde se refiere al nuevo orden mundial destaca que Rusia, por sus antecedentes históricos y determinismo geográfico, se ve impulsada a reconstituir el poderío de los zares. Por tanto, Putin desde ese punto de vista viene a ser para su pueblo una especie de reencarnación de Pedro el Grande. En ese marco el político nacionalista no puede dejar torcer su voluntad expansionista por las amenazas de terceros, pues no quiere pasar a la historia como Putin el pequeño.

Por demás, no se trata de un asunto de prestigio personal dado que como político éste ha conseguido ganar sucesivamente las elecciones e internamente no parece tener un contendor de peso, fuera de que en estos momentos cuenta con el apoyo de la nación y de los vecinos pro-rusos. Lo anterior indica que el Presidente lucha por volver a las antiguas fronteras de la Gran Rusia, no solamente para sortear las amenazas que cree otear por cuenta del apoyo de la Unión Europea a Ucrania, sino por el poderío descomunal que su antigua aliada China ha cobrado en el mundo como potencia económica mundial en competencia con Estados Unidos.

Llama vivamente la atención la resolución inquebrantable que muestran las multitudes pro-rusas en la frontera con Ucrania, cuyas autoridades de facto han convocado a un referéndum para que la población decida mediante la autodeterminación del voto si siguen siendo ucranianos o pasan a formar parte integral de Rusia. El presidente Vladimir Putin les pidió públicamente a los recalcitrantes autonomistas que desistieran de la convocatoria popular a la espera de una negociación con las autoridades de Kiev. Los representantes de la República Popular de Donetsk respondieron que por mayoría tomaron la determinación de votar hoy por seguir en la unidad ucraniana o segregar esa República.