Una de las mayores quejas de los gobiernos de los países de tránsito o acogida de los migrantes ilegales venezolanos en nuestro continente ha sido la escasez de la financiación internacional para sufragar el alto costo de los planes de contingencia y atención de esta población flotante.
Las agencias de la ONU señalan que el número de nacionales venezolanos que han tenido que salir de su país en los últimos años para escapar de las múltiples crisis ya supera los siete u ocho millones de personas.
Colombia, como se sabe, es el país en donde más población venezolana se ha afincado. Los datos oficiales hablan de alrededor de tres millones de migrantes, pero otras cifras señalan que serían más. No hay que olvidar que Colombia tiene hoy la política de recepción y naturalización de ciudadanos de la vecina nación más estructural y de largo plazo. De hecho, ese protocolo estatal ha sido puesto como ejemplo a nivel global.
En el último año, la problemática con la migración ilegal en el continente americano se ha agravado de forma sustancial. No solo por los centenares de miles de venezolanos, haitianos, ecuatorianos y personas de otras nacionalidades que cruzan anualmente el tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, sino por las políticas cada vez más restrictivas de muchos gobiernos en cuanto a la admisión o tránsito de esta población trashumante en su travesía a Estados Unidos.
Es crucial que la financiación internacional para los países de tránsito y acogida de los migrantes se multiplique. Los esfuerzos de los gobiernos son muy altos y se requiere ayuda externa para costear todo el operativo de asistencia humanitaria.
Precisamente, por ello resulta muy positivo que ayer Estados Unidos anunciara que desembolsará más de 685 millones de dólares para ayudar a países latinoamericanos a acoger a los migrantes. Así las cosas, Washington sube a más de 1.200 millones de dólares el aporte este año para asistir a refugiados, poblaciones migrantes vulnerables y países de acogida. Colombia, Ecuador y Perú están entre las naciones que recibirán esta financiación. Es un paso en la dirección correcta.