* Conviene una revisión preliminar
* Atender primeras alertas y quejas
La próxima semana se cumplirán los primeros tres meses de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos. Obviamente un trimestre es muy poco tiempo para hacer un balance representativo de un acuerdo de integración tan complejo como el que arrancó el 15 de mayo entre ambos países. Las cifras, como se dijo, todavía son muy preliminares. El propio Ministerio de Comercio Exterior daba cuenta días atrás de que, según datos de la DIAN, entre el 15 de mayo y el 21 de julio las ventas de confecciones a Estados Unidos crecieron 19% en volumen y se situaron en US$ 47,1 millones. El último informe del DANE sobre exportaciones salió en la segunda semana de julio y, por lo tanto, no es una herramienta objetiva para medir lo que pasó en cuanto a ventas al mercado estadounidense a partir de la mitad de mayo. Los reportes de los gremios productivos también son muy superficiales, e incluso hay empresarios de distintos rubros que sostienen que en cuestión de negocios concretados se avanza lentamente pues, por ahora, se han concentrado en el conocimiento de las reglas del juego, la adecuación logística así como en investigación de oferta y demanda.
Sin embargo, en estas pocas semanas hay elementos que resisten ya un primer análisis con el fin de ajustar sobre la marcha los flancos débiles que se han detectado en este primer tramo. Por ejemplo, semanas atrás ya se escucharon las primeras voces de gremios rurales locales protestando por los efectos nocivos que tiene el que en Estados Unidos todavía persista una estructura de subsidios directos e indirectos a cultivos agrícolas, lo que afecta obviamente la competividad de los productos de nuestro país. El Gobierno indicó que la queja se llevaría a la mesa de solución de diferencias que prevé el mismo acuerdo, pero dado que era una de las advertencias más reiteradas antes de la entrada en vigencia del TLC, urge una respuesta más efectiva al respecto.
Igualmente conviene dar un reporte sobre cómo avanza la llamada “agenda interna” que Colombia debe poner en práctica para aprovechar todas las ventajas del acuerdo con su primer socio comercial y el mercado más importante del planeta. La modernización aduanera -sobre todo en lo relativo a la información en línea sobre entrada y salida de productos-; los avances en el paquete legislativo y reglamentario pendiente; la muy delicada estandarización de normas fitosanitarias; los pactos a concretar en asuntos laborales y sindicales; el impacto que tendrá el nuevo plan de modernización de infraestructura de transporte y los cronogramas para su entrada en funcionamiento; los avances en el llamado Programa de Transformación Productiva… En fin, son muchos los temas a los que debe darse un primer corte de cuentas al cerrar el trimestre uno de la vigencia del TLC.
Esa revisión no debe recaer sólo en las distintas entidades gubernamentales, sino que al Consejo Gremial, como máximo vocero del sector productivo privado, también le corresponde hacer su propia evaluación y emitir un informe que le permita al Ejecutivo tener una medición más real de los efectos del acuerdo comercial con Estados Unidos. Por ejemplo, hay factores exógenos a sopesar como los relativos a la tasa cambiaria en las exportaciones e importaciones así como el costo de los fletes versus la logística e infraestructura portuaria, aérea, vial o marítima. Igual también convendría diagnosticar qué tanto la crisis económica internacional puede impactar el arranque del TLC así como diagnosticar las prevenciones que cada país debe tomar en cuanto a oferta alimentaria ahora que se anuncia el fortalecimiento en el continente americano del fenómeno climático de El Niño y la consecuente sequía, lo que, sin duda, afectará el rendimiento de las cosechas y la oferta de productos agrícolas, tal como se está viendo ya en territorio norteamericano.
Con una economía interna en pleno proceso de desaceleración se requiere un seguimiento más detallado de todas las variables. Colombia tiene en estos momentos ocho TLC vigentes con 15 países pero sin duda el más importante es el que arrancó hace casi tres meses con Estados Unidos y, por lo mismo, debe estar constantemente bajo la lupa.