Domingo, 3 de Julio de 2016
*Dramático informe de la Unicef
* “De cero a siempre”, ahora ley
Sobre la base de las tendencias actuales, un total de 69 millones de niños de menos de 5 años morirán debido a causas que en su mayoría se pueden evitar, 167 millones más vivirán en la pobreza y 750 millones de mujeres se habrán casado siendo aún niñas en 2030.
Ese es el alarmante diagnóstico y conclusión del informe Estado Mundial de la Infancia que fue revelado por la Unicef, y en el que hace un ingente llamado para que la comunidad internacional se concientice de la que es, sin duda, una de las tragedias humanitarias anunciadas más graves de las últimas décadas. Una tragedia que sólo se podrá frenar o minimizar si el planeta entero hace respetar los derechos prevalentes de los menores y los gobiernos, donantes privados, consorcios empresariales y organizaciones trasnacionales redoblan sus esfuerzos para protegerlos.
El panorama para una parte nada pequeña de la niñez y la juventud en muchos lugares del mundo, desde países con los más altos niveles de pobreza y necesidades básicas insatisfechas, hasta naciones con índices de desarrollo medio y alto, es preocupante. Las políticas cortoplacistas, por bienintencionadas que estén, terminan superadas al ser estructurales las deficiencias en materia de atención médica, educación, alimentación, núcleo familiar estable y contextos locales y sociales pacíficos y apropiados, entre otros. Y, por lo mismo, ya los diagnósticos no se limitan sólo a advertir las afectaciones a nivel local, regional, nacional e incluso continentales a la infancia, sino que profundizan en cómo la repetición de tales circunstancias adversas de generación en generación va creando sociedades con altos niveles de conflictividad en todos los ámbitos, lo que impide a esos conglomerados apuntalar escenarios de estabilidad política, social, económica e institucional a corto, mediano y largo plazos.
Claro que hay avances con respecto a lo que pasaba una o dos décadas atrás. Vergonzante que no los hubiera. Unicef destaca mejoras en atención médica, escolaridad, disminución de las tasas de mortalidad e incluso en la cantidad de niños que viven en condiciones de pobreza. Sin embargo la misma entidad advierte que los niveles de progreso no han sido uniformes ni justos. Para ello aporta conclusiones muy impactantes como aquella de que los niños más pobres tienen el doble de probabilidades que los más ricos de morir antes de cumplir cinco años o de sufrir desnutrición crónica.
Aunque, por lo general, esta clase de informes suele recalar en que regiones como el Asia meridional o el África subsahariana tienen los indicadores más críticos, así como prender las alarmas sobre la degradación creciente en países en estado de guerra o que sufrieron recientes tragedias naturales o causadas por el hombre, lo cierto es que Colombia ha estado en el ojo del huracán en los últimos meses por casos como las muertes de niños y niñas en La Guajira a causa de graves cuadros de desnutrición, una total vergüenza nacional que no se ha podido superar pese a que es una situación denunciada hace mucho tiempo y son varios los planes de choque que se han implementado para hacerle frente.
Cifras en mano, el Gobierno colombiano defiende todas sus políticas y esfuerzos institucionales para mejorar la calidad de vida de los menores de edad y los entornos multidimensionales que se están articulando para que crezcan sanos, fuertes y con garantías de progreso y protección prevalente. Los resultados en muchas de esas áreas son alentadores y sería injusto negarlo. Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer en esta materia.
Uno de los últimos pasos para mejorar el desarrollo de la niñez en Colombia lo dio, precisamente, el Congreso en la legislatura que acaba de terminar. Fue aprobado un proyecto de convierte en ley la “Política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia de Cero a Siempre”, adoptada por el Ejecutivo, como programa, desde el comienzo del Gobierno. Ahora, como norma permanente, se tiene un marco normativo que debe articular todo el aparato estatal para la efectiva protección y la garantía de los derechos de las mujeres gestantes y de los niños y las niñas de cero a seis años de edad.
Lo importante, como se dijo, es que tanto esta nueva norma como las ya vigentes no se queden en el papel o sus mandatos se cumplan a medias. Colombia tiene puntos altos en muchos indicadores de protección a la niñez, pero hay otros en los que evidencia un desempeño deficiente que es urgente superar, no solo desde el punto de vista de la ejecución, sino de la vigilancia de la efectividad de las políticas.