Salud, ¿reforma gradual o estructural? | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Mayo de 2019
  • Más allá del accidentado caso Medimás
  • La visión del nuevo Plan de Desarrollo

 

 

Las decisiones judiciales anunciadas en los últimos días en torno a Medimás, la segunda Empresa Promotora de Salud (EPS) del país, con alrededor de 3,9 millones de usuarios, han vuelto a poner sobre la mesa si Colombia necesita una reforma estructural a su sistema de aseguramiento y atención médica.

No es un debate nuevo. Todo lo contrario, en los sucesivos gobiernos esa siempre ha sido una discusión reiterada pero sin que se haya concretado una reingeniería a fondo en el sistema. La última gran reforma se dio en el mandato anterior, cuando la salud fue elevada, mediante una ley estatutaria, a derecho fundamental. Se dijo, entonces, que el desarrollo legal y reglamentario de la misma llevaría en pocos años a un salto cualitativo en el servicio, la ampliación de la  cobertura y la sostenibilidad financiera a largo plazo del sistema, tanto en la esfera pública como la privada.

Esa norma tardó un tiempo en entrar en vigencia y es claro que no fue la panacea que se había prometido en su momento. Prueba fehaciente de ello son las interminables discusiones alrededor de las causas del  accidentado caso de Medimás así como la interminable espiral de quejas de los afiliados a otras EPS, la persistencia de la tutelitis y la crisis de muchos hospitales y clínicas a los que se les adeudan cuantiosas sumas (10 billones de pesos según se publicó esta semana). Todo ello enmarcado en un escenario desgastante sobre las fallas tantas veces diagnosticadas pero no corregidas de la arquitectura del sistema de aseguramiento y atención en salud.

El intenso debate al proyecto del Plan Nacional de Desarrollo, que culminó hace una semana en la plenaria del Senado, redundó sobre esta discusión. Mientras que no pocos parlamentarios exigían al Gobierno que proyectara desde esta norma marco las bases de esa reforma estructural, el Ejecutivo insistió en que los ajustes deben aplicarse, pero sin partir de un borrón y cuenta nueva.

Al cabo de todo, según lo destacó el propio Ministerio de Salud, la iniciativa que pasó a sanción presidencial contribuirá a cumplir el principio básico gubernamental de equidad. Un punto clave será la viabilización de un mecanismo de punto final, con el que se busca acabar de una vez por todas con el cúmulo de deudas históricas en el sector, partiendo de la clarificación absoluta de montos y procedimientos de pago entre todos los actores. Igualmente se avanzó en cuanto a la administración de las tecnologías en salud no financiadas por la Unidad de Pago por Capitación (UPC) en el régimen subsidiado. Con ello se espera mejorar la calidad de la atención a la población más vulnerable. Asimismo, se habilitó la posibilidad de subsidios parciales en el sistema de salud dirigidos a personas que tienen fluctuación de ingresos en su trabajo y que no han podido acceder al régimen contributivo ni el subsidiado. No menos importante resulta lo aprobado para avanzar en el componente del pago por resultados en calidad, que fue una de las ideas base de la campaña del actual Jefe de Estado, como mecanismo para asegurar la mejoría efectiva en la atención de los pacientes, que continúa siendo el flanco más débil del sistema.

Uno de los puntos más trascendentales del nuevo Plan de Desarrollo es, sin duda, las facultades que se le otorgan a la Superintendencia Nacional de Salud para que revise y viabilice a los futuros accionistas en desarrollo de potenciales procesos de reorganización de EPS, así como su posibilidad de darle mayor solvencia financiera a la entidad. Esta herramienta es clave para evitar procesos tan accidentados y confusos como el que ha rodeado al caso Medimás.

Visto todo lo anterior, parece claro que, por el momento, hay que dejar de lado la idea de aplicar una reforma estructural al sistema, sobre todo porque un cambio de fondo no garantiza que las fallas sean efectivamente superadas. En este complejo campo no hay panaceas ni soluciones automáticas.

En ese orden de ideas, lo importante es aplicarse a la implementación de los ajustes aprobados en el nuevo Plan de Desarrollo así como a la revisión de los resultados de las modificaciones en otros aspectos que se activaron en los últimos meses para cumplir los ejes misionales en salud, como lo son visión de largo plazo, calidad, salud pública, talento humano y sostenibilidad financiera. El termómetro para evaluar si esta reforma gradual cumple los objetivos será, sin duda, el nivel de satisfacción o de inconformismo del usuario del sistema, una vez empiecen a implementarse en el día a día.