*Crece inversión extranjera
*Colombia, potencia regional
La locomotora minera sigue siendo la que más impulso y dividendos le da a la economía colombiana; por una década las exportaciones de crudo y otros minerales han solventado en gran medida las finanzas oficiales nacionales y regionales, lo mismo que ha atraído enormes recursos para su explotación. No es una casualidad que la inversión de Ecopetrol, como es obvio, con recursos que dejan las utilidades de la actividad petrolera, en la refinería de Cartagena se invierten sumas que superan las multimillonarias que destina Panamá para ampliar su canal interoceánico, que supera los US$ 5.250 millones, esa cifra de inversión en Panamá ha sido divulgada ampliamente por los medios de comunicación de ese país, en Colombia apenas los expertos calculan que la ampliación de la refinería de Cartagena superará los US$ 6.000 millones. Como se sabe la expansión de la refinería se adelanta en 130 hectáreas en la Zona industrial de Mamonal, gigantesca obra de notable importancia para el desarrollo que se estima que a pesar de los retrasos ha sido ejecutada en un 70%, la apuesta oficial es fundamental para que Colombia no tenga que salir a comprar combustible en el exterior y consiga transformar y darle valor agregado al crudo, para no adquirir afuera productos que se fabrican con materias primas derivadas del petróleo que nos cuestan varias veces más de lo que valdría producirlas en el país, además de que abre la oportunidad de exportar esos productos que son apetecidos en el mercado global.
Es preciso recordar que por razones de mecánica política Juan Vicente Gómez, cuando gobernaba a Venezuela con puño de hierro, resolvió que en el país no se levantarían refinerías por cuanto la suma de empleados y obreros que habrían de contratar se constituiría en un avispero de gentes en esas zonas de producción, que, seguramente, serían fácil presa de demagogos que los invitarían a formar parte de partidos de reivindicación socialista que podrían causar tumultos y desafiar en las calles su autoridad. Gómez, prefirió que en terceros países se montaran refinerías, práctica que en buena medida siguió Venezuela limitándose a exportar el crudo en ese tiempo a 1 dólar el barril, lo que era mucho más barato que el agua y permitía que en medio de la negociación desigual los países productores de crudo financiaran a las potencias industriales. En Singapur, en donde prevaleció el criterio planificador para el desarrollo, hicieron lo contrario, construyeron refinerías de última tecnología y se convirtieron en los más fuertes en ese rubro. Se resolvió el problema al montar refinerías para el consumo local y desarrollo de la petroquímica, lo mismo que para la transportación. En tanto, destinaron parte de las ganancias petroleras a la infraestructura e industrialización. Por esa vía del valor agregado al petróleo, el país alcanzó sorprendentes tasas de crecimiento que lo pusieron a figurar como modelo entre los denominados tigres asiáticos. Singapur, con un promedio de 1.2 millones de barriles al día. se ha convertido en el tercer refinador industrial de petróleo más grande del mundo. Por esa vía industrial provee de gasolina y de materias primas a sus vecinos, negocio ligado a la petroquímica en el que obtiene multimillonarias ganancias.
Según el más reciente informe del Banco de la Republica, la economía colombiana en el 2013 sigue siendo uno de los destinos más cuantiosos de la inversión extranjera, principalmente en el área petrolera y minera, lo mismo en comunicaciones, transporte, servicios financieros y manufactura, conceptos por los cuales la economía nacional recibió una inversión foránea que redondeada llega a los US$ 17 mil millones. Esas millonarias cifras de inversión extranjera dada la crisis financiera mundial de la que apenas estamos saliendo es la más importante en la región, pero si Colombia sale del conflicto armado y se restablece la soberanía nacional en el 70% del territorio periférico donde el poder del Estado es precario y donde se encuentra un verdadero Eldorado, por donde se mueven a sus anchas los grupos violentos, se carece de infraestructura y donde se encuentran colosales riquezas mineras sin explotar, así como está virgen gran parte del territorio para la producción agrícola intensiva con nuevas tecnologías como las que desarrolló el Brasil en el cerrado.
Es preciso garantizar la seguridad jurídica y la seguridad personal en el país, para convertirnos en potencia regional.