*Reafirmación conservadora
*La última ratio
En el panorama político se observa una creciente voluntad de reafirmación conservadora de última hora. La convocatoria a la Convención de este domingo, 26 de enero, se constituye en un evento que atrae cada vez más a los conservadores de todo el país. El interés partidista, dada la atonía del Partido, no parecía, inicialmente, muy grande. El hecho de que otras fuerzas políticas han estado más a la derecha que el conservatismo en la última década, determinó que quedara un tanto rezagado en el sentir nacional y que otros ocuparan su lugar cuando más posibilidades de triunfo tenía lo conservador. Y ello quizá afectado por la neblina que opaca un tanto las fronteras partidistas, cuando son pocas las diferencias conceptuales entre los dirigentes de las principales colectividades, en su mayoría partidarios del libre comercio y los TLC, en mayor o en menor grado. Todos, amigos de la paz, que discuten en cuanto a los procedimientos y los alcances de la negociación para lograrla. Todos conscientes del papel de las Fuerzas Armadas que han cumplido un rol decisivo y heroico en eses proceso, puesto que sin su estrategia y denodado esfuerzo no habría sido posible que los subversivos entraran a negociar.
En el trasfondo del clima político de la Convención Conservadora se percibe el interés por la paz y la negociación en La Habana, sobre la cual Humberto de la Calle explica que no se está entregando la soberanía nacional y que no se avanza a una claudicación de la democracia, ni que se va a consagrar la impunidad, como tampoco quedarán impunes los delitos de lesa humanidad. Así se da peso a un proceso de justicia transicional sobre el cual no se tiene aún claridad, por cuanto se mantienen en el sigilo algunos de los avances de las tratativas. Es evidente que en todo momento las Fuerzas Armadas se han mantenido activas y siguen combatiendo a los alzados en armas a lo largo y ancho del territorio nacional. Lo que significa que, en tanto se negocia, el Estado no baja la guardia y las tropas están más alertas que nunca. Y esas mismas Fuerzas Armadas tendrán un papel fundamental en el postconflicto, puesto que se debe recuperar la soberanía nacional en todo el territorio y no volver a permitir que existan santuarios para los violentos que después extienden su acción terrorista por montañas, selvas, ríos, valles y poblaciones, siempre para seguir con sus negocios ilícitos. Esa tarea que les espera apenas se analiza y muy seguramente habrá que modificar las leyes para que en las zonas más conflictivas y donde la estructura de violencia siga, se permita que, en circunstancias excepcionales, oficiales puedan asumir temporalmente responsabilidades de alcaldes y otros cargos.
Como lo hemos comentado en otras oportunidades, a esa negociación de paz le falta la presencia conservadora para garantizar los acuerdos. La Nación sabe y confía en los conservadores cuando se trata de acuerdos de paz, puesto que hemos dado noble ejemplo a lo largo de la historia en cuanto a cumplir la palabra empeñada.
Fuera de las naturales aspiraciones que surgen en ocasión de la Convención Conservadora, en donde cada cual se esfuerza por defender sus propuestas e iniciativas, lo esencial es que el presidente del Directorio Nacional del partido, Omar Yepes Alzate, ha dedicado toda su voluntad, empeño y reconocida habilidad para atraer a las distintas fuerzas, incluso a aquellas dispersas y que habían caído en la desidia o hecho mutis por el foro por no sentirse identificadas con la mecánica política y los rituales oficiales de una colectividad que, en otro tiempo, tuvo ímpetus de lucha que hoy apenas recuerdan los memoriosos. Ha sido un esfuerzo inmenso por revitalizar el Partido, por fortalecer la democracia interna e impulsar a todos los sectores y regiones a que participen en el cónclave de este fin de semana. Tarea que ha encontrado receptividad y de allí que estén saliendo conservadores de todas partes que desean participar y mostrar que el Partido no se resigna y está dispuesto a luchar por la grandeza y la paz.
Existe la conciencia de que lo conservador debe tener presencia nacional. El Partido como defensor de valores eternos, de la justicia social y el bien común, ha sido y es la muralla contra cuantos quieren despedazar a Colombia, derrumbar la democracia y sueñan con incendiar la heredad. La paz es elemento esencial de pensamiento conservador y razón de ser de nuestra postura doctrinaria y quehacer político. Influir para que prevalezca la inteligencia política, la diplomacia y la defensa de nuestras tradiciones y modelo de vida es esencial para alcanzar la paz negociada y que no se siga derramando sangre colombiana. Así sigan siendo los cañones la última ratio.