- Máxima transparencia en subsidios a nóminas
- Solventar la etapa definitiva de la emergencia
Sin duda alguna las decisiones que el Gobierno está tomando para ajustar el plan de contingencia implementado para hacer frente a la emergencia sanitaria por la epidemia del Covid-19 son de alto calado. En editorial del lunes pasado habíamos previsto que estos días serían decisivos en la estrategia. De hecho, el martes el Presidente de la República anunció que el estado de cuarentena tendrá una segunda prórroga hasta el 25 de mayo, pero a partir del próximo lunes una serie de actividades comerciales podrán retomar labores de forma parcial y, sobre todo, aplicando estrictos controles sanitarios, tal como se hizo hace dos semanas con el proceso de activación de los varios rubros de la construcción y la manufactura. También se determinó que los menores de edad podrán salir media hora al día, en tanto que en los municipios en donde no se ha detectado la presencia del virus los alcaldes podrán determinar una reactivación más acelerada de las actividades productivas.
Ayer, como también estaba previsto, el Gobierno decretó un segundo Estado de Emergencia Económica que, de entrada, irá enfocado especialmente a reforzar el paquete de ayudas para asegurar la supervivencia de las empresas, la protección del empleo y la asistencia a las familias más vulnerables.
Es claro que los decretos dictados por el Ejecutivo al amparo del primer Estado de Emergencia se quedaron cortos en cuanto a salvavidas económicos más efectivos para las compañías, ya fuera porque las líneas de crédito que se anunciaron no fluyeron con la rapidez que se requería o porque la tasa de desempleo empezó a crecer día tras día de forma inexorable, aumentando así el riesgo de quiebra de muchos negocios y la escasez de recursos de muchas familias confinadas en sus casas, sobre todo en un país en donde la informalidad laboral es muy marcada. De hecho, al cierre de abril fue evidente que muchos patronos no tenían cómo cancelar los salarios.
En ese orden de ideas, tal como lo habían solicitado no pocos gremios y expertos, era necesario aumentar los apoyos directos a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. Así las cosas, al amparo de la nueva Emergencia Económica, el Gobierno nacional subsidiará el equivalente al 40 por ciento de un salario mínimo mensual a todos los trabajadores de las compañías que hayan tenido una disminución de al menos 20 por ciento en su facturación.
Este tipo de ayuda, que ya se ha implementado en muchos países en medio de esta contingencia sanitaria, basa su efectividad en la eficacia de las distintas instancias gubernamentales para asegurarse de que los recursos tengan, de un lado, el menor grado de intermediación posible y, en segundo término, que el empleador se comprometa a aplicar de inmediato el alivio económico y mantener la relación laboral. Por el momento hay que comprobar que el mecanismo de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA) sea el más ágil para que antes de la primera quincena de este mes los recursos empiecen a fluir de forma sustancial.
En vista de que el mecanismo de subsidio estará vigente durante tres meses es claro que se está hablando aquí de un esfuerzo presupuestal billonario, razón por la cual también es imperativo que se activen todas las instancias de control para evitar desvíos de dineros y actos de corrupción.
Igualmente resultaba necesario que el segundo plazo para el pago del impuesto de renta, que estaba a punto de vencerse, se prorrogara hasta el fin de año. Es evidente que las empresas en estos momentos no cuentan con ingresos para poder cancelar la carga tributaria y la poca liquidez deben destinarla al pago de nómina y los demás costos productivos fijos.
Esta semana también ha resultado clave para otros alivios sociales. Por ejemplo, se iniciará el desembolso de un giro adicional a más de 2,6 millones de Familias en Acción y a 296 mil Jóvenes en Acción.
Ya en el plano típicamente sanitario la curva de contagios y decesos ha subido en la última semana, lo cual es sin duda preocupante. Sin embargo, el Ministerio de Salud indicó que, por el momento, los indicadores principales que miden la eficacia del plan de choque epidemiológico son positivos. A ello debe adicionarse que hay mayor dinámica en la preparación de los hospitales, alistamiento de unidades de cuidado intensivo así como una cantidad superior de pruebas de detección del coronavirus. Esto en prevención a que el pico de la epidemia se espera para junio o julio.
Como se ve, esta semana ha sido decisiva para ajustar el plan de respuesta a la crisis sanitaria en todos sus flancos y de cara a una nueva fase de aislamiento inteligente, desconfinamiento gradual y reactivación cautelosa. Obviamente persisten falencias y yerros palpables, pero la hoja de ruta de la emergencia parece más que señalada. Esperemos que nos lleve a buen puerto.