El pulso geopolítico | El Nuevo Siglo
Jueves, 28 de Mayo de 2020
  • América Latina y el nuevo orden mundial
  •  Las potencias y el escenario pospandemia

 

Todos los eventos de alcance global tienen consecuencias en distintos niveles, pero sobre todo en el político. La pandemia del Covid-19, que va rumbo a los 5,6 millones de contagios y 350 mil fallecidos en menos de seis meses,  no es la excepción. De hecho, las grandes potencias se han visto muy golpeadas por la enfermedad viral, dado que China fue el origen de la misma y se encuentra en el ojo del huracán por su actuación en la emergencia, en tanto que Estados Unidos es el país con más decesos (alrededor de 100 mil víctimas) y Rusia también se encuentra en la parte alta del crítico escalafón de naciones con más personas infectadas. A ello se suma que Europa, el otro factor de poder a nivel orbital, también puso una alta cuota de víctimas mortales…

Así las cosas, es evidente que la pandemia tendrá efectos no sólo en el campo sanitario y en el económico, sobre todo ante el riesgo de una recesión global, sino también en el campo geopolítico. Una de las regiones en donde este remezón en la correlación de fuerzas y ejes de influencia de las potencias será más tangible es, precisamente, América Latina y el Caribe. Para nadie es un secreto que en las últimas dos décadas el subcontinente ha sido testigo de la forma en que Washington, Moscú y Pekín han tratado de ampliar sus alianzas con los gobiernos latinoamericanos, aprovechando para ello que el péndulo ideológico y político ha virado entre izquierda, el centro y la derecha en una región que tiene un desarrollo socio-económico bastante dispar.

Para algunos analistas internacionales América Latina es hoy clave en la balanza de poder geopolítico. No en vano tanto Rusia como China han lanzado una ofensiva política, económica, comercial y diplomática en la última década. Incluso, para el caso de la potencia asiática no se puede negar que billonarios recursos de sus empresas, tanto oficiales como privadas, han sido dirigidos a este subcontinente. Los chinos están hoy entre los principales inversionistas extranjeros en la región, participando de grandes proyectos de infraestructura, construcción y desarrollos empresariales. La balanza comercial de Pekín con las naciones latinoamericanas ha crecido de forma sustancial en los últimos años, tanto con gobiernos de izquierda como de centro e incluso de derecha. En cuanto a Rusia, su dinámica comercial es menor con esta parte del continente americano pero tanto en el rango petrolero como de armas ha estrechado sus relaciones con naciones como Venezuela, sobre todo en los tiempos de la dictadura chavista. En el entretanto, Estados Unidos se ha visto obligado a repensar su relación con la que debería ser su área de influencia natural, pero en la que ha perdido terreno poco a poco, sobre todo con el repunte de gobiernos de izquierda populista en la década pasada.

Es claro que el impacto de la pandemia obligará a las tres potencias a concentrarse, primero, en poner la casa en orden, ya que sus economías han resentido el coletazo de la crisis sanitaria. Pero, casi a la par, deberán acelerar el pulso en regiones como América Latina, clave en materia comercial, destino de inversiones y planes de reactivación productiva y consecución de los mercados.

En medio del cruce de acusaciones entre Washington y Pekín alrededor del surgimiento y expansión del Covid-19, que incluso ya está a punto de generar una nueva “guerra fría”, es evidente que la ‘batalla’ de influencia en todas las latitudes será al más alto nivel. Incluso, analistas financieros externos consideran que se avecina una competencia económica global muy fuerte por la ubicación de créditos y capitales en muchos países que urgen recursos frescos para tratar de apuntalar sus procesos de recuperación socioeconómica pospandemia.

Si bien hay un debate entre los principales pensadores del mundo en torno a si la crisis sanitaria generará un nuevo orden mundial, lo cierto es que el escenario global sí está cambiando, empezando por los desafíos que significa superar el clima recesivo que se está extendiendo en todo el planeta. También es previsible que los votos de los gobiernos del subcontinente americano serán claves para la reforma que se avecina al sistema de Naciones Unidas, cuya eficacia ha quedado en vilo en medio de la pandemia, empezando por la Organización Mundial de la Salud.

Como se ve, el pulso de influencia geopolítica en América Latina está a punto de entrar en una nueva fase, ya que las potencias se preparan recuperar o ganar terreno de cara a la nueva realidad mundial que está dejando esta crisis sanitaria global.