Ecuador se planta firme | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Enero de 2024

* La cruzada antimafia del gobierno Noboa

* Urgente y obligatoria solidaridad internacional

 

Un Estado y una sociedad contra el desafío violento del crimen organizado. Así se puede describir lo que está ocurriendo en Ecuador en las últimas dos semanas.

De hecho, en los círculos mejor informados del vecino país trascendió que el fiscal asesinado el miércoles pasado, que investigaba el asalto violento a un canal de televisión en Guayaquil, apenas unas horas antes de ser ultimado había ordenado una investigación sobre las actividades y antecedentes de la esposa del prófugo alias ‘Fito’, cabecilla de ‘Choneros’, la mayor banda narcotraficante de Ecuador.

La orden del sacrificado fiscal, que, además, semanas atrás había abierto un megaproceso por nexos entre organizaciones criminales y altos funcionarios del Estado, fue la que permitió que el viernes las autoridades argentinas detectaran que la esposa e hijos del capo ecuatoriano se encontraban en ese país y se procedió no solo a su inmediata captura, en medio de un operativo policial de grandes proporciones, sino a su deportación ipso facto a Ecuador.

Este ejemplo de colaboración transnacional contra el crimen debe destacarse y servir de ejemplo para otras naciones del subcontinente que no solo evitan perseguir criminales extranjeros, sino que incluso los albergan de forma cómplice. Según informó, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa se había comunicado con su par de Argentina, Javier Milei, para solicitarle ayuda con el tema de la familia del señalado capo. Obtuvo respuesta inmediata y las fuerzas policiales se movilizaron antes de que escapara. Una acción contundente, más aún si se tiene en cuenta que algunas versiones señalan que ‘Fito’ estaría en movimiento entre Perú y Bolivia, desde donde pasaría a la Argentina. La deportación de su familia lo llevaría a retroceder y trataría de pasar al Brasil, donde tiene criminales aliados.

Lo ocurrido es un ejemplo contundente de cómo las autoridades suramericanas deben solidarizarse con la cruzada ecuatoriana contra la mafia. Es imperativo movilizarse en toda la región para capturar al peligroso prófugo. Es más, las autoridades de la vecina nación esperan respuestas de Colombia y de otros países fronterizos en los cuales se podría haber refugiado ‘Fito’.

Entre tanto, Noboa determinó seguir el ejemplo del mandatario de El Salvador, Nayib Bukele: ordenar a la Fuerza Pública ingresar a las prisiones dominadas por el hampa e imponer la ley y autoridad. Acabar así con reclusorios en donde prevalecía no solo el mando criminal, sino lujos ilegales propios de un hotel de cinco estrellas. La premisa es reinstalar la supremacía estatal y someter disciplinariamente a los reclusos. La intervención era más urgente luego de que decenas de custodios penitenciarios fueron secuestrados desde la semana pasada por las bandas en los penales, siendo liberados solo cuando el Ejército llegó con la orden de entrar a rescatarlos. De igual manera, las Fuerzas Militares continúan con las redadas en muchas zonas del país, entrando a enclaves que antes dominaba la delincuencia. Hay más de dos mil capturados y los uniformados son aplaudidos por la agobiada y atemorizada ciudadanía a su paso.

El gobernante ecuatoriano ha insistido que no está dispuesto a negociar con las mafias. Asimismo, solicita la solidaridad internacional, en especial de los Estados Unidos, tal y como de los países fronterizos, toda vez que hay bandas que actúan en varias naciones del área. Para Noboa es claro que apenas comienza la lucha y se muestra firme para correr todos los riesgos necesarios para restablecer la institucionalidad y el imperio de la ley. El mandatario insiste en calificar a estos grupos como terroristas y blancos militares legítimos, ya que no son simples organizaciones delincuenciales, sino estructuras narcoterroristas de alcance transnacional. De hecho, el joven jefe de Estado no duda en advertir que la falta de colaboración entre las autoridades del subcontinente ha permitido que se fortalezcan estas mafias.

La incógnita por despejar en esta guerra que emprendió el gobierno de Carondelet contra las mafias es una sola: si el crimen organizado va a continuar desafiando a las Fuerzas Armadas o se replegará para evitar ser descabezado. Es de reconocer la disciplina y la moral con la que han actuado los militares en Ecuador y el mayoritario apoyo civil a su accionar.

Ahora, no solo basta con la tarea del Ejército de recuperar el orden público, las cárceles y combatir sin cuartel a los mafiosos. También son clave las autoridades civiles, judiciales y los servicios de seguridad, pues sin una inteligencia de primera no se ganan este tipo de ofensivas contra los criminales. Igualmente, una pronta y eficaz justicia debe resplandecer. Asimismo, por los atentados de los últimos días es claro que se debe reforzar la protección de los funcionarios oficiales. De hecho, nadie se explica cómo el fiscal asesinado a mitad de semana se movilizaba sin escoltas ni camioneta blindada.