HAY luto en la literatura por lamuerte de dos reconocidos escritores, el alemán Günter Grass, Premio Nobel, y el uruguayo Eduardo Galeano. Los dos representaron en un momento dado un determinado color político y actitud ante la vida. Sobre el primero habría que decir que El tambor de hojalata es una de las obras que en su momento captó la atención de millones de seres interesados en la vida de un niño atrapado en la II Guerra Mundial, que decide a la edad de tres años no crecer más, dado que rechaza el ambiente de los mayores y por esos días su madre le regala un tambor de hojalata. El imaginario de la novela le da fama mundial a su autor, puesto que abre un nuevo espacio de corte psicológico y sorprendente de la narrativa en tiempos bélicos. Pero incluso consagrado por la literatura, no se apoltrona en la fama y resuelve dar a conocer las más duras críticas contra la unificación de Alemania. Se ocupó en temas candentes como las críticas al nazismo y su papel en esos días. Rompió la ‘ley del silencio’ en su país sobre esos temas y confesó incluso que militó en la SS. A partir de entonces se refugió en su estudio y desdeñó dar declaraciones públicas.
A su turno, el uruguayo Eduardo Galeano, de antepasados ingleses, viste la casaca socialista y se consagra con el libro Las venas abiertas de América Latina,en el cual combatió a mansalva lo que tenga que ver con la hispanidad en la región. Trató temas reales que son vistos con anteojos de aumento, en los cuales se permite toda clase de diatribas y con cierta inquina visceral se falsifica la historia. Pareciera que Galeano, en nombre de su visión socialista del mundo, se permite tergiversar y condenar lo hispano en la historia común, hasta el punto de convertir su obra en un panfleto, lo que explica el éxito que obtuvo desde la primera edición. El año pasado en una especie de autocrítica reconoció, tal vez no con la misma franqueza de Grass, lo sesgado de sus escritos.
Ambos ocupan un papel notable en su campo y son consagrados referentes de su tiempo. Dos plumas que se fueron pero sus obras seguirán vigentes.