Chile impugna a La Haya | El Nuevo Siglo
Domingo, 13 de Julio de 2014

*¿Cuáles son los fueros de la Corte?

*Hipótesis y contrastes de dos litigios

 

La postura del gobierno de Chile a cargo de Michelle  Bachelet, en el sentido de impugnar la intervención de la Corte Internacional de La Haya, en cuanto se refiere al litigio que interpuso Bolivia, es de suyo interesante para los internacionalistas y, en particular, para un país como Colombia, por la usurpación que Nicaragua adelantó contra nuestro país en ese mismo alto tribunal. Es evidente que el litigio entre los del altiplano y los australes es de una naturaleza muy distinta a la querella injusta de la nación centroamericana contra nosotros.

La Bolivia que erigió en república el mariscal Antonio José de Sucre tenía, en su momento, más de dos millones de kilómetros cuadrados pero en distintas guerras con sus vecinos fue perdiendo algo más de la mitad del territorio y la salida al mar. Esos conflictos militares se dieron por cuenta de poderosos intereses económicos e intrigas de las potencias. El mismo Sucre sufrió un grave atentado y la invasión del país. A partir de entonces los conflictos se suceden por cuenta de la debilidad crónica del Estado de Bolivia.

Parte de esas pérdidas territoriales se dan en el siglo XIX o principios del XX, mucho antes de la existencia de la Corte Internacional de La Haya. Por tal razón se considera que ese Tribunal carece de competencia para intervenir en casos en los cuales los tratados o la guerra definen desde entonces las fronteras. Es un hecho incontrovertible y de conocimiento público que la mayoría de las fronteras de las naciones suramericanas se han trazado por cuenta de España. Se supone que un Tribunal como el de La Haya no es el llamado a poner en duda las viejas fronteras entre las naciones, puesto que podría crear un caos internacional y perturbar la paz, que es lo contrario que se propuso la ONU cuando se creó esa corte internacional. Aún así existen algunas escuelas idealistas y otros estudiosos que sostienen que sí es posible esa intervención.

Chile, frente a la demanda de Bolivia, ha decidido defender sus intereses y el statu quo, por lo que anuncia que se propone demandar la competencia de La Haya. Se barajan distintas hipótesis al respecto. Unas sostienen que no es posible que el Tribunal acepte la impugnación austral y se fundamentan en la doctrina que se sentó en el caso del litigio Nicaragua-Colombia, en donde la Corte falló a sabiendas que nunca había ejercido soberanía Nicaragua en nuestros mar y menos en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Y más en el entendido de que el Meridiano 82, incluido a posteriori en el Tratado Esguerra-Bárcenas, debiera ser inmodificable, sobre todo cuando varias naciones del Caribe habían firmado tratados al respecto con nosotros.

Si el Tribunal insiste en intervenir en asuntos anteriores a su creación, como hizo en el caso de Colombia y Nicaragua, pues vendrían otras demandas que obligarían a las potencias a retirarse o a no aceptar los dictados de esa Corte, como lo han hecho en el pasado varias naciones. Y si admite las excepciones de competencia que planteará Chile, vendrían demandas de terceros países. Ahora, si la Corte no acepta los argumentos de Chile, que no se conocen hasta el momento en su totalidad, siempre es dado que un fallo suyo inaplicable se quede en el limbo, puesto que para hacerlo cumplir se requeriría de la fuerza. Se baraja, entonces, la posibilidad de una decisión de La Haya de doble filo, aceptando algunas de las objeciones de Chile y negando otras.

No sabemos si Chile, con fundamento en el Sistema Interamericano que obliga a la solución pacífica de los conflictos entre nuestras naciones, alegue que Bolivia antes de ir a La Haya no acató esas instancias regionales y tampoco agotó las posibilidades que tenía en las mismas que, como se dijo, están por la solución diplomática de las controversias. Es de anotar que, en su momento, insistimos en aducir que Colombia bien podía y debía rechazar la competencia del Tribunal internacional, con mayor razón cuando estaba Nicaragua obligada por el Pacto de Bogotá y otros acuerdos a llevar antes el caso a la OEA. En el pleito de la impugnación de Chile, el tema se congela hasta que se resuelva. Por eso, al final, ambos casos, es decir el de Colombia y el de Chile, es posible que tengan en común que la decisión del Tribunal de La Haya sea inaplicable.