Una de las promesas que más años lleva sin cumplirse para los habitantes del Eje Cafetero es, sin lugar a dudas, la construcción y puesta en servicio del Aeropuerto del Café (Aerocafé), ubicado en inmediaciones del municipio de Palestina, en Caldas.
El desarrollo de las obras de la terminal aérea ha sido muy accidentado, al punto que los entes de control se vieron en la obligación de intervenir en repetidas ocasiones para garantizar, de un lado, que el millonario presupuesto invertido no se termine perdiendo y, de otro, que el proyecto pueda concretarse, más aún porque desde un documento Conpes de 2021 fue declarado como de importancia estratégica.
El panorama hoy es muy preocupante, al punto que esta semana la Contraloría General volvió a advertir que no solo aumentan los riesgos de que las obras del aeropuerto queden inconclusas e inútiles, sino que se requiere más de un billón de pesos para alcanzar el cierre financiero del proyecto.
Como se dijo, la alerta no es nueva. De hecho, el ente de control fiscal dictó en julio de 2022 una alerta de “advertencia” a las autoridades involucradas en esta obra de infraestructura que es considerada clave para impulsar el turismo, la competitividad y el desarrollo de todo el Eje Cafetero, beneficiando a varios millones de colombianos.
Casi dos años después, la Contraloría advirtió que las circunstancias preocupantes siguen vigentes e incluso con mayor probabilidad de ocurrencia.
El flanco de la financiación es uno de los que más alarma. Con corte a la primera semana del mes pasado, se requería la suma de 1,2 billones de pesos para lograr el cierre financiero del proyecto, sin el cual no se puede seguir adelante hacia la parte más importante de la obra. El problema radica en que a hoy solo se tiene un presupuesto aprobado y comprometido por un poco más de seiscientos mil millones de pesos, lo que implica que hay un faltante estimado de no menos de 661.000 millones. Estos recursos, de acuerdo a la Contraloría, se deben gestionar por parte de la Nación (en 423.000 millones) y la región (237.000 millones).
Es imperativo, entonces, que las entidades del orden nacional, regional y local que están involucradas en este proyecto de transporte estratégico adopten un plan de contingencia. No se puede permitir que la obra quede en veremos, con cuantiosos presupuestos públicos perdidos y, más grave aún, una región profundamente frustrada por el largo y reiterado incumplimiento.