Lo que parecía un vuelo de rutina de esos que hacen los jefes de Estado de Hispanoamérica y de otras regiones con cualquier pretexto, para moverse de un extremo a otro del planeta y hacer relaciones públicas con otros gobernantes, dar improvisadas charlas y repetir los lugares comunes de siempre, se convierte en un incidente internacional entre Europa, los Estados Unidos, con Bolivia y sus amigos de la región. Uno de los motivos que influye en esa situación es que los políticos en su afán turístico de recorrer con cualquier pretexto el mundo con gastos pagos y todo gratis en su avión, improvisan. Poco caso les hacen a los expertos diplomáticos, ni a las gentes que piensan, ni se ocupan a fondo en leer los informes pertinentes, eso era cosa de anticuados estadistas de antaño. Lo que importa es saciar la vanidad y el deseo de boato, de ser recibidos con honores oficiales, para lo que se debe contar con unos relacionistas que les digan cómo impactar la opinión, cómo descrestar a los ingenuos que somos la mayoría. Así que lo mejor es imitar el estilo de Hugo Chávez, culpar a las potencias, a los europeos de todos los males, lo mismo que a los Estados Unidos. Una buena dosis de palabrería gruesa y calculada ordinariez suelen impresionar, pueden conseguir unos titulares, una foto.
Evo Morales es experto en repetir como una letanía las palabrotas de su jefe del socialismo del siglo XXI. Cada vez que pasaba por España insultaba al gobierno; esos lacayos del imperio, explotadores, miserables, les vamos a expropiar sus inversiones. Se olvida Evo que los españoles de hoy, muy poco tienen que ver con los que vinieron a nuestra región en tiempos del almirante Cristóbal Colón. La gran mayoría de los españoles de espada y los colonos que los siguieron se quedaron a vivir aquí. Los conformistas y satisfechos se quedaron allí. Unos pocos vuelven a Europa. Los que tenían cierta nostalgia quijotesca se establecieron en estas tierras de libertad, los burócratas posteriores tenían prohibido comprar tierras por estos lares y se les dificultaba establecerse. Lo que da origen al mundo hispano en América. España, a diferencia de otros países europeos que aniquilan a los nativos sistemáticamente, con la reina Isabel la Católica prohíbe la esclavitud indígena. El emperador Carlos V convoca a un conclave de sabios teólogos y juristas, para decidir el trato de las poblaciones que habían engrosado sus dominios. Es cuando el sabio Vitoria, padre del derecho de gentes, convence al Emperador de proteger a la población nativa de estas regiones, en contra de los razonados argumentos aristotélicos de Ginés de Sepúlveda, de seguir con el exterminio y esclavitud de los aborígenes como se hacía desde tiempos inmemoriales y de antes de Cristo en Europa y como lo practicaban los mismos incas, que sometían al vasallaje a otros pueblos. Eso lo sabe Evo, que es muy astuto, pero decir lo contrario es la forma de llamar la atención y mojar prensa.
Tal manera desenfadada y grotesca de manejar las relaciones de los Estados genera desencuentros. Una cosa es respetar la Convención de Viena, hacer reclamos con firmeza y otra insultar por sistema, para que la galería del país que se representa aplauda. Otra es defender los interesas nacionales con ardor, como debe ser. Muy distinto es desconocer la propiedad privada, los derechos adquiridos, en el afán de demoler la seguridad jurídica. Los pueblos que conformaron el Imperio Egipcio, el Imperio Romano, el Imperio Español, corrieron diversa suerte y duras pruebas, como la misma Iberia bajo las legiones de César o con gran parte de su territorio sometido al dominio árabe por ocho siglos. Sin que por eso los pueblos europeos que pasaron por esa ruda y rica experiencia pretendan ser irresponsables de culparlos de sus fracasos posteriores. Estados Unidos supera a Inglaterra. Brasil a Portugal. Gracias a la decisión de Carlos V, avalada por la Iglesia Católica, se consagra un código para defender a los indígenas de españoles y criollos. Por entonces estipula la sabía fórmula: todo para el pueblo, nada contra el pueblo.
La diatriba de Evo Morales contra España es una equivocación dialéctica. Los responsables del atraso de Bolivia no son otros que sus políticos, que desde que Bolívar y Sucre como soldados de Colombia les dan la Independencia, no han sabido consagrar el orden, ni la disciplina social.
Pese al error conceptual del presidente de Bolivia Evo Morales, contra otros países, impropio de su dignidad oficial o para ganar amigos, somos solidarios y protestamos con el resto de Hispanoamérica por el ofensivo y degradante irrespeto que le hicieron al regreso de Moscú en Alemania, Portugal y España al país hermano. Trato que contrasta con la afable acogida de Austria.