EDITORIAL. Congreso: punto de inflexión | El Nuevo Siglo
Foto El Nuevo Siglo - Cristian Álvarez
Miércoles, 19 de Julio de 2017

* Una legislatura extraordinaria

* Corte Constitucional acogió  la libertad

La legislatura que mañana se inaugura, en el Congreso de la República, puede ser de las más importantes en los últimos tiempos. Así es, entre otras cosas, porque el Parlamento recuperó su iniciativa a raíz del fallo de la Corte Constitucional que le permite hacer cambios a los actos legislativos y los proyectos de ley provenientes del llamado Acuerdo del Colón. Como se sabe, anexo a ello se determinó un procedimiento rápido (fast track), en el cual los parlamentarios actuaban de simples notarios de las iniciativas del “co-gobierno” entre la administración Santos y las Farc desmovilizadas, a través del Csivi. La idea consistía, pues, en que de allí salieran las diferentes iniciativas para ser votadas en el Congreso, sin modificación alguna y con  un método diferente al establecido ordinariamente en la Constitución.

El asunto  quedó sometido al dictamen del plebiscito para refrendar o denegar el Acuerdo del Colón y además pendiente de otra ley paralela en la que se adoptó el método antedicho del fast track, siempre y cuando el resultado del evento plebiscitario fuera favorable. Como se sabe, el plebiscito fue negativo, aun cuando posteriormente, saltándose la voluntad popular, la Corte autorizó que se hiciera lo propio por la vía de la democracia indirecta, es decir la congresional. Lo cual, como igualmente se sabe, causó una tremenda escisión en el país que prevalece hasta hoy.

Sin embargo, meses más tarde la misma Corte Constitucional cambió el procedimiento  del fast track y ahora es posible que el Congreso pueda hacer modificaciones connaturales a sus funciones, por cuanto esa máxima corporación concluyó que se estaría violando la Constitución en caso de admitir el cercenamiento de esas atribuciones. Por lo tanto, limó el fast track en una de sus características esenciales y el Congreso quedó liberado de la coyunda que se pretendía con la eliminación de su razón de ser.

Esa sentencia de la Corte Constitucional ha sido impugnada por el Gobierno y algunos otros, pendiente de nuevo dictamen, pero al momento el Congreso tiene recuperadas sus facultades plenas. No va la Corte Constitucional, por supuesto, y pese a las presiones, a desdecirse de lo ya dictaminado. Y entonces el Congreso puede proceder, en la legislatura acorde con la legitimidad y el estricto sentido constitucional dado por el máximo tribunal.

Así las cosas, a partir de mañana se inicia en el Parlamento una legislatura cuyas connotaciones están a la vista. En primer lugar, la más obvia. Y no es otra ésta que la disolución política de la coalición que había imperado en el hemiciclo y cuyos partidos, en una buena proporción, han dado un grito de libertad sobre la férula o la zanahoria que se les impuso durante un buen tiempo.

De tal modo, partidos como Cambio Radical y el Conservador han anunciado públicamente su desacuerdo con algunas de las iniciativas pendientes que, por lo demás, se constituyen en el corazón de la legislatura.  Es fácilmente apreciable, en tal sentido, ciertas coincidencias dentro de las bancadas parlamentarias de las colectividades antedichas y otras, como el Centro Democrático. Puede, a partir de ello, y exclusivamente en el recinto parlamentario, avizorarse nuevas mayorías en algunos aspectos puntuales correspondientes a la discusión de las leyes.

Entre ellas, como se sabe, están la Ley de Tierras, la reglamentación de la justicia transicional, la reforma política y las curules especiales de paz. Al respecto, el partido Cambio Radical ha sostenido reiterativamente que muchas de esas iniciativas o parte importante de ellas serán votadas negativamente, si no son modificadas previamente. El Partido Conservador, a través de su presidente, el senador Hernán Andrade,  igualmente ha sostenido que tiene reparos sobre los mismos temas y que presentará fórmulas alternativas.  Una de las preocupaciones centrales de la bancada conservadora, además de las anteriores, está precisamente en el auge de los cultivos ilícitos y la producción récord a que ha llegado la cocaína, básicamente y en ambos casos, por haber cambiado el Gobierno intempestivamente de estrategia.

Inicia, pues, el Congreso una legislatura en la que recobra, como se dijo, la plenitud de sus facultades y la iniciativa legislativa correspondiente  a lo más esencial que hay en la Constitución y la estructura del Estado. No podrán ser inferiores las bancadas parlamentarias a los compromisos con la ciudadanía, fácilmente detectables en las múltiples encuestas que frecuentemente se hacen en el país.  La turbulencia de una economía cada vez más en declive, según lo constatan  tanto las cifras como las calificadoras de riesgo, y la necesidad apremiante de un norte nuevo, en un país signado por el pesimismo luego de la estela dejada por el acuerdo de desactivación de las Farc, demuestran fehacientemente la necesidad de un Congreso vigoroso y acorde con las difíciles circunstancias. Parece llegado pues, el momento de un punto de inflexión.

 

Síganos en nuestras redes sociales:

@Elnuevosiglo en Twitter

@diarionuevosiglo en Facebook

Periódico El Nuevo Siglo en Linkedin