Turismo aprendió a capotear la ‘tormenta perfecta’ | El Nuevo Siglo
AL COMIENZO del año la meta 2020 era una sola: generar más de 37 billones en turismo colombiano. No se dio, pero se ganó en muchos otros frentes
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Viernes, 18 de Diciembre de 2020
Redacción Economía

“Los mares tranquilos no hacen a marineros habilidosos”. Ese es uno de los proverbios más extendidos en algunos países de África y suele traerse a colación para evidenciar que algunas personas, sectores y hasta naciones se crecen en las dificultades y sacan a relucir lo mejor de sí.

Y eso, precisamente, es lo que hizo el turismo de Colombia este año de pandemia, tragedia humana, cuarentenas, parálisis productiva, restricciones sanitarias, caída en los ingresos de los hogares, creciente desempleo, cambio de patrones en la oferta y demanda de bienes, productos y servicios… En fin, una ‘tormenta perfecta’ que afectó todos los órdenes nacionales, regionales y locales, siendo el turismo uno de los renglones más golpeados.



La crisis por el Covid-19 se atravesó de forma grave en la dinámica de un sector que en la presente década venía creciendo a ritmos superlativos. Es más, en enero pasado desde el Gobierno, los hoteles, las agencias de viaje y los principales destinos nacionales se estaban lanzando las campanas al vuelo porque 2019 cerraba con récord en materia de visitantes, divisas, ocupación de camas, empleos generados, rentabilidad de cadenas de valor agregado y otros indicadores que llevaban a considerar al turismo como el “nuevo petróleo” colombiano.

Es más, los cálculos eran tan optimistas que se apostaba a que este año la llamada “industria sin chimeneas” moviera no menos de 37 billones de pesos, en tanto que el PIB sectorial podría acercarse al 4%, uno de los más dinámicos en la economía nacional.

Sin embargo, vino la pandemia y el sector entró en una crisis sin precedentes. Las restricciones a los viajes terrestres, marítimos y aéreos, todos los pasos fronterizos bloqueados, el cierre de los hoteles y todos los destinos grandes, medianos y pequeños, así como de parques, quintas, estaderos, restaurantes, museos, zoológicos, negocios de artesanías… En fin, literalmente el turismo se redujo a cero. Y con ello, la crisis financiera estalló, el desempleo se disparó y muchos municipios cuyos pobladores y economías locales se derivan del flujo de visitantes entraron en la peor recesión de las últimas décadas.

Sin rendirse

Sin embargo, como la referida premisa africana, el turismo no se rindió ante semejante dificultad y empezó a navegar en un mar turbulento, demostrando no solo una resiliencia sin antecedentes sino una capacidad de reinvención y adaptación que pocos le conocían.

Apoyado en los auxilios gubernamentales a los empresarios del sector (créditos flexibles, exenciones tributarias y subsidios a nómina) así como en los apoyos directos e indirectos para los trabajadores y las familias más vulnerables, el sector decidió resistir la tormenta lo más posible, tal como estaba ocurriendo en todo el mundo.

Pero no se quedó quieto. De un lado, el Ministerio de Comercio llevó al Congreso un proyecto de Ley General de Turismo para modernizar toda la legislación sectorial, bajo varias premisas: desarrollo sostenible, fortalecimiento estructural de la industria, profesionalización y promoción efectiva de destinos para todos los gustos, mejoramiento de recurso humano, capacidad logística y ganchos para atraer inversión…El Congreso ya la aprobó.

La segunda parte de la estrategia estuvo a cargo de entidades como el mencionado Ministerio, Procolombia y Fontur. La meta era alistarse, después de un primer semestre crítico y recesivo, para acelerar lo más rápido posible una vez empezara a ceder la pandemia, se flexibilizaran los confinamientos, las fronteras se desbloquearan y comenzaran a reactivarse los viajes turísticos. En septiembre se dio el banderazo.



Con eventos como la macrorrueda de negocios Colombia Nature Travel Mart se apostó por atraer más inversión extranjera para fortalecer distintos destinos tradicionales y nuevos.

A ello se suma que a través de la segunda versión de los Premios Nacionales de Turismo se reconoció a las empresas, iniciativas y proyectos que se han destacado este año por seguir aportando a la industria en medio de la crisis.

Sin embargo, fue en los World Travel Awards 2020, versión Suramérica, en la que el turismo colombiano demostró todo su potencial. En estos galardones, conocidos como los “Óscar del Turismo”, el país ganó como Destino Líder Culinario y Destino Líder LGBT en el subcontinente. Además, seis ciudades fueron reconocidas por su oferta: San Andrés ganó como Destino de Playa Líder; Bogotá como Destino de Viajes de Negocios Líder; Medellín como Destino de Escapada Urbana Líder; Barranquilla como Destino de Ciudad Cultural Líder; Cali como Destino Turístico Emergente Líder; y Cartagena como Destino de Luna de Miel Líder.

En el nivel mundial de estos premios, el país también fue nominado en 10 categorías, destacándose la de Destino Líder en el Mundo, que recibió por segundo año consecutivo, compitiendo con Brasil, India, Grecia, Malasia, Sri Lanka, España, y Chile, entre otros países. Además de esta categoría, el país también compitió como Destino Culinario Líder en el Mundo, y varias ciudades colombianas recibieron nominaciones, como San Andrés a Destino de Playa Líder en el Mundo, Bogotá a Destino de Viajes de Negocios líder en el Mundo, Medellín a Destino de Escapada Urbana Líder en el Mundo, y Barranquilla y Cali como Destinos de Ciudad Cultural Líder en el Mundo.

Al final el 2020 termina siendo un año muy alentador para la gastronomía colombiana gracias al reconocimiento como ganadores de los World Travel Awards, mediante el cual se destacó al país como Destino Líder Culinario.

Más apuestas

No menos importante es que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció al Paisaje Cultural Cafetero como Patrimonio de la Humanidad y a Popayán y Buenaventura como ciudades creativas de la gastronomía.

A ello se suma la campaña de Fontur denominada “Yovoy” dirigida a promocionar destinos a partir de septiembre pasado, con el cumplimiento de todos los protocolos de autocuidado y bioseguridad.

No menos importante es que con dos victorias consecutivas este año, nuestro país se coronó campeona del Global Big Day 2020, la competencia de observación de aves más importante a nivel mundial.

También fue clave la apuesta de Colombia por iniciativas como “The Future of Tourism Coalition” y el lanzamiento de un sello de bioseguridad “Check in certificado, COVID-19 bioseguro”.

En fin, un 2020 crítico pero también fructífero. El mayor golpe al turismo en las últimas décadas, con lesivas consecuencias a corto y mediano plazos, pero aun así hay muchos hechos positivos que mostrar. Y un 2021 que no será nada fácil, sobre todo sin saberse el rumbo de la pandemia. Sin embargo, el turismo colombiano ya sabe navegar en aguas tormentosas y no se rinde por difíciles que sean las circunstancias. Aprendió a capotear la ‘tormenta perfecta’.