Si el déficit fiscal del país sigue aumentando, la política monetaria cambiará y con ello el futuro de las tasas de interés. De acuerdo con los mercados, hasta el momento el impulso monetario ha sido suficiente para encaminar a la economía en la senda de recuperación.

Sin embargo, hay varios aspectos que generan incertidumbre y que es necesario monitorear de cerca para identificar posibles cambios en la postura monetaria en los meses siguientes.

Si la recuperación económica se ve amenazada por el crecimiento de los contagios y las medidas restrictivas, sumado a las dudas sobre la evolución de las discusiones y decisiones que se tomen con respecto al Proyecto de Ley de Solidaridad Sostenible o reforma tributaria que definitivamente presente el Gobierno, podría haber un espacio para un mayor impulso monetario.

Por otro lado, si el escenario de recuperación económica en Estados Unidos (EE.UU.) se consolida (como parece ser el caso según las cifras recientemente divulgadas para el primer trimestre de 2021) y el incremento de la demanda agregada se traduce en mayores presiones inflacionarias en ese país, junto con un aumento en las tasas de interés de mediano y largo plazo en los mercados internacionales, no se podría continuar con una política monetaria expansiva sin afectar las condiciones financieras del país.

Intervención

Según lo observado en el primer trimestre del 2021, es posible asegurar que la respuesta de la mayoría de los analistas de mantener la tasa de intervención en 1.75%, se debe a la consistencia presentada entre el impulso monetario actual y las expectativas de recuperación económica y crecimiento para el 2021.

Como ya se ha mencionado en otras ocasiones, en el 2020 la caída del PIB fue menor a la esperada y, según lo que se ha visto en estos primeros meses, puede que el crecimiento a finales del 2021 también sea mejor al previsto (el BR, por ejemplo, revisó al alza sus expectativas de crecimiento y las ubicó en un estimado de 5.2%).

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En la última reunión de la Junta Directiva del Banco de la República, y en  votación dividida, con 6 votos a favor de la estabilidad en tasas y un voto a favor de reducir la tasa de interés en 25 puntos básicos, se decidió mantener la tasa estable en 1,75%. Los codirectores resaltaron en primer lugar el desempeño de actividad, la inflación y se introdujo más detalle en temas sociales y fiscales.

La Junta destaca el bajo nivel de la inflación observada a marzo pero resalta que tanto las expectativas de mercado como previsiones del Banco apuntan a una convergencia de la inflación a la meta del 3% en 2021 y 2022.

Se indicó que la inflación ya habría tocado fondo y empezaría a subir gradualmente en lo que resta del año.

Desempeño

Asimismo, el staff del Banco dijo que “el mejor desempeño económico y la gradual normalización esperada de la inflación podrían comenzar a inclinar la balanza en favor de un ajuste de su política monetaria. Sin embargo, la economía todavía tiene importantes brechas que debe ajustar y requiere de una recuperación más marcada de la actividad para lograrlo, tal como lo son el alto desempleo o el fuerte incremento de la pobreza”. 

Precisamente puntualizaron que “ratificamos nuestra expectativa de estabilidad en tasas de interés hasta el segundo trimestre de 2022”. Además dijeron que “resaltamos el énfasis que hace el Banco en los temas fiscales y en sus efectos sobre la política monetaria. En nuestro escenario base se alcanza un acuerdo fiscal moderado que limitaría el efecto negativo sobre los mercados y actividad, lo que permitiría al Banco mantener su política laxa todavía por un tiempo importante”.

Advierten que “en nuestra opinión, no es tan claro que en este contexto se requiera un ajuste acelerado en la tasa de política, pero de materializarse un escenario de mercado menos favorable podría presionarse al Banco a ajustes que limiten su capacidad de apoyar en la recuperación a la economía”.