Es tan difícil prever el rumbo de los precios del petróleo en las próximas semanas y meses, que apostar a este mercado es un riesgo muy alto, ya que así como se pueden ganar grandes sumas de dinero, igual se puede sufrir una pérdida sustancial.
Lo cierto es que juegan múltiples factores, algunos de los cuales no siempre responden a la lógica económica. Es claro que el impacto de medidas como las que en ocasiones ha tomado Estados Unidos, uno de los mayores productores y consumidores de hidrocarburos, así como China, Rusia o la India, puede alterar los precios en cuestión de horas o días. Fue así como muchos países petroleros pasaron de la abundancia a las aulagas dramáticas en cuestión de poco tiempo y viceversa.
Es un hecho conocido que la decisión política de Washington de explotar el petróleo de esquisto, incluso por encima de las advertencias ambientales, tiene su sustento en la necesidad de no depender del suministro del exterior, en particular de Medio Oriente o Venezuela, como tampoco del mercado de la Opep. Esa decisión, junto a otros factores económicos y de ambiente político globales, desató la baja de la cotización del crudo en 2014, afectando a todos los países productores, incluida Colombia. Por el contrario, esa depreciación se convirtió en el salvavidas que permitió que algunas economías europeas, que pagaban muchos recursos por las importaciones de oro negro, hicieran caja y superaran la crisis fiscal parcialmente.
Como se recuerda, los precios del petróleo alcanzaron en el 2014 a sobrepasar la cifra de los 100 dólares el barril, llegando incluso a los 112. Pero sobrevino entonces la crisis de precios, llegando a comienzos del año pasado a menos de 30 dólares. Ahora, en los últimos meses, tras el acuerdo de la Opep, el mercado ha reaccionado al alza y hoy el barril de crudo ya está por encima de los 50 dólares.
Todos estos altibajos desquiciaron la economía mundial en los últimos tres años, toda vez que cada alza o baja en el barril de crudo representa para los países productores o compradores, según el caso, miles de millones de dólares.
Los expertos en este mercado insisten en que en el arranque de 2017 el alza de la cotización tiene que ver con el final del gobierno de Obama, así como por la supervivencia del acuerdo de recorte de producción en la Opep. No hay que olvidar que al interior de este club de productores, por el influjo de Arabia Saudita y sus aliados se libró una guerra para producir más crudo con el fin de abaratar el precio y bajar las ganancias, hasta el borde de la quiebra, de los productores de esquisto en Estados Unidos. Una estrategia que se mantuvo por dos años largos sin importar que esa política llevara a la crisis a muchos países productores en otras latitudes.
Dentro de todo ello la postura de Rusia ha sido fundamental, puesto que la política de Moscú ha sido la de promover la venta de más crudo para solventar la caída de los precios. En el momento en que asomó la crisis ese país producía 10,4 millones de barriles diarios y en febrero pasado ya estaba en 11,1 millones. Tras el pacto de la Opep, Rusia apenas ha cumplido con la rebaja de una parte de su producción, lo que imprime un mayor factor de nerviosismo en los inversionistas globales, puesto que el grueso de la industria petrolera de ese país corresponde al sector privado.
Hoy por hoy, como se dijo, el rumbo del mercado petrolero es incierto. Algunos apuestan a que antes de junio estará por encima de los 60 dólares el barril y otros sostienen que si no baja de los 50 dólares en los próximos meses hay que darse por bien servidos, dadas las realidad del mercado y las coyunturas geopolíticas y geoeconómicas. En el caso de Colombia, por ejemplo, los beneficios de esa recuperación de precios sólo se verían a partir de mitad de año, ya que el petrolero es un mercado en donde gran parte se negocia a futuros.
Otros analistas piensan que si los precios del crudo suben otro tanto, no parece que ello le convenga a la Opep, puesto que las pequeñas compañías de petróleo estadounidenses volverían a resurgir y sus ganancias se multiplicarían.
Se desconoce si ese país, que ha encontrado más reservas de petróleo en tierra y altamar, saldrá a exportar crudo, más aún con el empuje que en esa dirección le quiere dar la administración Trump.
Son, en síntesis, muchas las incógnitas sobre el mercado de los hidrocarburos y habrá que esperar el día a día para establecer el rumbo que tomarán los precios.