Un personaje inspirado en un sacerdote de buen corazón que ayudaba a los más necesitados.
Una de las figuras más representativas y queridas de la navidad, es sin duda alguna la de Papá Noel, también conocido como Santa Claus o San Nicolás. Un personaje que tiene la función de entregar los regalos de los niños que se portaron bien durante el año.
La historia de Santa Claus no es reciente ni es producto únicamente de la ficción como popularmente se cree, pues se dice que este personaje existió realmente bajo el nombre de Nicolás de Bari, en el año 280, en Lycia, un pueblo de la antigua Turquía.
El cual, a diferencia del actual era alto y delgado. La leyenda del bonachón vestido de rojo comienza cuando Nicolás cumple el deseo de sus padres, quienes murieron por la peste al ordenarse como sacerdote a los 19 años. Lo cual le permitió dedicarse a ayudar a los pobres, enfermos y especialmente a los niños.
Algunos incluso le atribuyeron milagros, pues dicen que Nicolás de Bari a punta de oraciones salvó la vida de varios niños que habían sido cruelmente acuchillados. Asimismo, también hay una historia que lo ubica como el personaje de buen corazón que entrega regalos, pues se dice que él sin que nadie lo viera dejó una bolsa de monedas de oro en la chimenea de la casa de un señor que tenía tres hijas, para que se pudieran casar, pues estaba en banca-rota y no tenía la dote suficiente para conseguirles esposo.
Después de su muerte, Nicolás de Bari, quien llegó a convertirse en obispo, fue considerado patrono de los marineros y santo por miles de seguidores en lo que hoy es Turquía, luego en Italia y después en toda Europa, lugares que daban fe de sus milagros.
Los encargados de llevar a América el mito del patrono y santo fueron los holandeses, quienes llegaron a Nueva York en 1694. Un personaje que se fue transformando con el tiempo, primero por la sátira que deformaba la imagen del santo proveniente de Holanda, del escritor Washington Irving, en 1809. Después por un poema de Clement Clarke Moore, en 1823, que basándose en el escrito de Irving, mencionaba a Santa Claus, enano como duende y delgado, que daba juguetes a los niños en Navidad, transportándose en un trineo, tirado por nueve renos, entre ellos Rodolfo, el reno más conocido.
Luego, con el diseño del dibujante alemán Thomas Nast, quien hacía tiras de navidad para el diario estadounidense “Harper´s Weekly”, en donde Santa Claus adquirió la vestimenta inspirada en obispos de épocas anteriores, asimismo su imagen de gordo, barbudo, y bonachón.
A finales del siglo XIX, un anuncio publicitario de “Lomen Company” propagaría la tradición de Papá Noel proveniente del Polo Norte y acompañado por los renos y a principios del siglo XX, la imagen de Santa Claus se consolidaría en el libro infantil “The Life and Adventures”.
Por otro lado, se dice que Coca–Cola, en 1931, contrató al pintor Habdon Sundblom, con el fin de remodelar la apariencia de Papá Noel para utilizarlo en campañas publicitarias, tanto que algunos conocedores del tema afirman que la vestimenta del personaje es roja y blanca por la compañía de gaseosas. Igualmente se destaca que gracias a su estrategia de publicidad, Santa Claus alcanzó su máxima popularidad en el mundo entero.
En la actualidad, Santa Claus vive cerca al Polo Norte con su esposa, la señora Claus, y tiene una fábrica, en donde duendes navideños realizan los juguetes para los niños. El 25 de diciembre, a las cero horas Papá Noel con una bolsa mágica que contiene toda los obsequios en un trineo que vuela por el impulso de 9 renos dirigidos por Rodolfo, quien tiene la nariz roja, que ilumina el camino, se dirige a las casas de todo el mundo para entrar por la chimenea u otro orificio y entregar los regalos de los niños.
Por supuesto, para que esto suceda los pequeños debieron haber escrito una carta que mencionara lo que deseaban y obtener el visto bueno de Santa Claus, el cual ha observado su comportamiento con un telescopio durante todo el año. De no ser así, aquellos pequeños que se portaron mal recibirán la visita de la Carbonilla, un personaje que se encarga de dejar como castigo un carbón.
Aunque Santa Claus ha sido señalado como producto comercial que desvía la verdadera intención de la navidad, muchas personas lo catalogan como un personaje que fomenta los valores con la condición que dice que solo los niños de buen comportamiento reciben regalos.