Las enfermedades mentales son una de las muchas causas que pueden imposibilitarle a una persona lograr un estado de bienestar que le permita responder a las demandas cotidianas de su entorno. Una de las más comunes que ocasionan desequilibrio en las personas es la depresión, que combinada con una personalidad impulsiva y un entorno hostil, puede desencadenar un intento de suicidio o su materialización. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 3.000 personas se suicidan cada día, mientras que otras 60 mil intentan hacerlo.
El doctor Rodrigo Muñoz, jefe del departamento de Salud Mental de Clínica Colsanitas, aclara que una señal de alerta de que una persona está en riesgo de suicidio es “La persistencia de un ánimo bajo, con una visión muy negativa y pesimista de la vida acompañada con la pérdida de la esperanza y la ilusión.”
Con el propósito de fomentar compromisos y medidas prácticas para prevenir los suicidios, la OMS conmemora en este mes el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Por esta razón, el especialista nos menciona cinco aspectos clave para tener en cuenta para prevenir conductas suicidas durante la pandemia por Covid-19.
- Hablar abiertamente del tema: si nota cambios importantes en el comportamiento, estado de ánimo o una alteración notable en la forma de pensar de una persona cercana como una presencia duradera de sufrimiento o malestar emocional, háblelo con esta. En el pasado se pensaba que si se preguntaba a una persona si tenía intenciones de hacerse daño o suicidarse se le iba a dar la idea de hacerlo. Eso no es cierto. El hablarlo permite que la persona lo exprese y se le puede ayudar a conseguir apoyo.
- No tema pedir ayuda: si a los problemas mentales se les presta atención puede evitarse que deriven en trastornos. Por eso, si en algún momento siente que usted o una persona cercana tienen un desequilibrio emocional, es importante acudir lo más pronto posible a un servicio de apoyo que puede ser una línea de ayuda, un consultorio médico o psicológico o un servicio de urgencias.
- Conozca los hechos: se ha especulado mucho en medios acerca de una epidemia de trastornos de salud mental. Es cierto que ha habido manifestaciones de ansiedad y miedo, con algunas dificultades para adaptarse al confinamiento y la nueva normalidad pero eso en sí mismo no constituye una epidemia de trastornos ya que estas son reacciones normales a la situación y habitualmente no llegan al punto de desequilibrar la salud mental de las personas. Que una persona se sienta triste o ansiosa no es señal directa de que quiera atentar contra su vida. De hecho, según la OMS, detrás del 90% de los suicidios hay una patología clínica como un estado de depresión mayor, trastornos de personalidad limítrofe o esquizofrenia, así como el consumo de alcohol.
- Proteja su salud mental y la de su familia: es necesario entender, además de ayudar a otros a hacerlo, que lo que sucede ahora se trata de una situación extraordinaria que, aunque ha producido muchos cambios en nuestra vida, no todos ellos son malos y hay que mirar los aspectos positivos que nos ha traído la situación. Es un momento para replantearse nuevas formas de vivir, nutrirse de los aprendizajes que nos ofrecen el estudio y el trabajo, a la vez de aprovechar la circunstancia para redescubrir a nuestra familia y compartir tiempo con ellos.
- Preste atención especial a los jóvenes: la pandemia ha sido una situación estresante y exigente para todos. Sin embargo, es importante monitorear a los miembros de nuestra familia que hagan parte de la población joven para ayudarlos con sus dificultades de adaptación. Este grupo puede no tener las habilidades para sobrellevar este tipo de situaciones complejas, por lo que es necesario ayudarlos a poner en práctica la resiliencia y la capacidad de adaptación humana.