Desde el resguardo de su casa en la comuna de Providencia, en Santiago, el centenario médico Osvaldo Olivares se enfrenta por primera vez a una pandemia sin tener su bata de médico puesta. Han pasado más de 30 años desde que se jubiló, pero su mente aún es lo bastante lúcida para analizar el impacto del virus que ha matado en cinco meses a más de 302.000 personas. “Es una pandemia atroz, yo he vivido varias epidemias, y nunca vi algo que tuviera la gravedad y la extensión de esta”, señala.
Olivares nació en 1918, el año en el que la pandemia de la gripe española empezó a expandirse y mató a casi 50 millones de personas. Años atrás, su padre, también médico, tuvo que combatir la viruela que atacó las salitreras del norte de Chile.
“Él hizo quemar toda la ropa de cama, los colchones y todo lo que habían usado. Encargó la mejor vacuna a Francia, vacunó a todo el mundo y se acabó la epidemia”, cuenta.
La ausencia de una vacuna y de medicamentos efectivos para combatir la enfermedad Covid-19 es uno de los factores por los que el doctor Olivares considera que esta pandemia es la peor amenaza sanitaria del último siglo.
“Por la rapidez con la que se ha extendido por toda la Tierra y la facilidad con la que se contagia. Hay personas con el virus y no tienen manifestaciones clínicas y son los más peligrosos porque son contagiosos y ni ellos saben que están enfermos”, señala.
A sus 101 años, “el médico más viejo de Chile”, como lo nombró hace dos años la revista del Colegio Médico, ha tenido que combatir al menos tres de las epidemias que azotaron América Latina en el siglo XX: el VIH, el cólera y la gripe asiática.
“Se complicaban rápidamente de neumonía bacteriana, pero cuando se produjo ya teníamos antibióticos. Pudimos atacar al germen que se introducía y por eso salvamos mucha gente”, cuenta Olivares sobre la gripe que mató a más de 40.000 chilenos a finales de los 50.
El golpe militar de 1973 hizo que Osvaldo Olivares saliera con su familia como exiliado hacia Colombia, debido a su militancia en el partido socialista. Allí ejerció la medicina durante 17 años, en los que conoció los primeros casos de VIH e inauguró el primer hospital del Estado en la ciudad de Ibagué, en el que tuvo que afrontar la tragedia de la erupción del volcán nevado del Ruiz en 1985.
“Le llegaban camionadas y camionadas de pacientes llenos de lava, en una ciudad que solamente quedó en pie la punta de la iglesia”, relata su nieta, Marisol Olivares.
Para su familia y amigos, Olivares es un sobreviviente y un ejemplo de vida. “Mi abuelo tiene un tema con el autocuidado de toda la vida, él ha tenido que sobrevivir terremotos, una dictadura, la erupción del volcán nevado del Ruiz. Ha aprovechado la vida y la pandemia la ha tomado como un aviso más de la naturaleza”, señala Marisol.
Cuando regresó a Chile en la década de los 90, el doctor Olivares se enfrentó a la epidemia del cólera como médico y ahora, cuando lleva décadas jubilado, le preocupa el impacto que pueda tener el coronavirus en la población mayor y con condiciones de riesgo en América Latina.
“Todos tenemos miedo, más yo que tengo 101 años y que sufro de bronquitis y que he sido operado de un cáncer de colon hace un año. Imagínate las defensas que tengo. Si me pesca me voy al otro lado inmediatamente”, dice.
A pesar de las medidas que Chile tomó, desde enero, para prepararse para la llegada del Covid-19, el doctor Olivares asegura que el coronavirus tomó por sorpresa al Gobierno de Sebastián Piñera. “Como somos un país tan lejano, estamos en la última punta de América, creyeron que no llegaba aquí el virus, pero se olvidaron de los viajeros que llegan por avión”.
Olivares asegura que el país debió haber entrado en cuarentena cuando se registraron los primeros casos. “En 15 días nos habríamos salvado porque era muy fácil conocer los contactos de los contagiados, y no estaríamos en la situación que estamos ahora con comunas y ciudades enteras en cuarentena”.
Con más de un siglo de vida y al menos 70 años dedicados a atender pacientes, el médico más viejo de Chile destaca la labor que está cumpliendo el personal sanitario que enfrenta esta pandemia, pero asegura que ese es su deber. “Para eso estudiamos medicina, para eso Hipócrates nos hizo jurar hace muchos siglos como debiera ser el comportamiento ético de los médicos. Nunca debemos tener temor de actuar”