Una obra que eleva a un estatus artístico las situaciones cotidianas, las cuales están enmarcadas en los lazos familiares, presenta desde mañana hasta el 11 de octubre la artista colombiana Ana Mosseri en Lalocalidad.
Su trabajo se orienta por un sendero absolutamente personal que no sólo se refiere a su entorno más cercano, sino a sus sentimientos más íntimos y a sus afectos más profundos.
La artista logra evidenciar estos propósitos poniendo en lo más alto una gran armonía que se hace manifiesta principalmente en su cromatismo centrado en una atmósfera predominantemente verde, y también a través de su percepción y transmisión de las calidades del paisaje sabanero de los alrededores de la población de Guasca en un día lluvioso, nublado, opaco.
“Observadas con atención, sus pinturas producen esa sensación de frío más bien seco y ligeramente brisado propio del altiplano cundiboyacense”, anota el curador Eduardo Serrano en la introducción del catálogo de la muestra.
Figuras infantiles que retozan en ese escenario, adornadas de rojo, traen a la memoria cuentos infantiles, en particular el de Caperucita Roja, aunque no para advertir sobre lobos o peligros, sino para complementar el aura de ensoñación y de sosiego que la artista hace perceptible.
Una muestra que exalta la inocencia, que celebra la ingenuidad y que hace manifiesta la habilidad de la artista para encontrar la magia de rápidas, pero elocuentes, experiencias cotidianas y plasmarlas comunicando el agrado, manifiestan una satisfacción por la inocencia que la acompaña a simple vista.
Y precisamente a Mosseri le satisface inmensamente transmitir esos pensamientos con pintura, le seduce el oficio pictórico, le entusiasma el hecho de que se trate de obras llevadas a su existencia a través de la destreza en el manejo de los elementos y ese gozo en el oficio pictórico, que también colabora en el atractivo visual de estas obras que, en contravía de la mayoría de los trabajos artísticos de la actualidad, buscan plasmar vivencias afectivas y momentos sencillos que disparan la nostalgia.
Los admiradores de las obras de Mosseri podrán disfrutar de un trabajo hecho con pasión, en donde cada detalle es relevante y muestra la verdadera esencia del campo y de lo que pasa allí.
Ana Mosseri en la intimidad
Esta artista, nacida en Bogotá en 1969, se ha dejado influenciar por los seres que viven a su alrededor para plasmarlos en sus cuadros. Hace algún tiempo Ana rindió un homenaje a la segunda casa de Nueva York cuando se enteró que iba a ser vendida, y lo hizo de la forma que mejor conoce y fue pintando su muestra Episodios para reinventar lo cotidiano.
En esas pinturas mostró los paisajes invernales en la Gran Manzana. Unas niñas jugando, una ardilla en una banca y los edificios retrataban escenas simples del diario vivir, que remiten al género de la ilustración, del cómic, como si se estuviera en medio de un cuento con sus respectivas secuencias.
Ahora, Ana regresa al podio de los artistas contemporáneos mostrando un trabajo más local, en donde los paisajes colombianos son los protagonistas y revelan historias comunes y corrientes.