Por: Pablo Moreno*
Cuenta la leyenda que cierta vez en que se dirigía a su pueblo montado en burro, después de una gran parranda, Francisco El Hombre abrió su acordeón para interpretar una pieza musical.
De repente, cuando ya terminaba la canción, lo interrumpió otro acordeonero, quien intentaba desafiarlo. Francisco se volteó a ver quién era el osado competidor y, con sorpresa, comprobó que se trataba del mismísimo diablo. Lo vio sentarse sobre las raíces de un árbol y abrir su propio acordeón, dejándolo todo en tinieblas.
Los ojos de Lucifer brillaban esa noche en medio de la oscuridad. Pero Francisco no se acobardó sino que clamó a Dios entonando el Credo al revés. Lucifer, el ángel consentido por Dios antes de rebelarse contra Él, huyó despavorido hacia las montañas, saliendo derrotado frente a Francisco El Hombre al son del vallenato.
Quienes conocen esta leyenda sostienen que hasta el Premio Nobel Gabriel García Márquez permeó sus obras con alusiones a uno de los ritmos tradicionales de Colombia, puesto que en sus novelas hay muchísimas páginas dedicadas a rendir homenaje al acordeón y las parrandas vallenatas.
“La noche de la rifa, los ganadores hicieron una fiesta aparatosa, comparable apenas a la de los buenos tiempos de la compañía bananera, y Aureliano Segundo tocó el acordeón por última vez las canciones olvidadas de Francisco el Hombre, pero ya no pudo cantarlas”, dice a propósito un fragmento de Cien Años de Soledad.
La Cacica, pilonera mayor
El Festival de la Leyenda Vallenata fue creado en 1968 durante la administración del entonces gobernador del Cesar, Alfonso López Michelsen, por iniciativa del compositor Rafael Escalona y de Consuelo Araújo Noguera, más conocida como ‘La Cacica’, quien fuera Ministra de Cultura y pereció trágicamente durante su secuestro perpetrado por las Farc.
Reconocida como gestora del Festival, a ‘La Cacica’ le encantaba lucir sus trajes de pilonera en los desfiles. Ella siempre defendía su cultura, al punto que en 1999 creó la agrupación infantil ‘Los Niños del Vallenato’, a quienes acompañó a la Casa Blanca por invitación del entonces Presidente Bill Clinton.
Cecilia ‘La Polla’ Monsalvo Riveira, quien fue secretaria de ‘La Cacica’ y la acompañaba el día del secuestro, recuerda que fue esta mujer extraordinaria quien organizó los dos primeros festivales vallenatos desde su casa.
“Yo participaba en lo que era la organización del llamado Carnaval del Vallenato. Siempre se tenía por tradición, el sábado de carnaval, a las cuatro de la mañana, salir los parranderos más importantes con una danza, que se llamaba la Danza del Pilón . Salíamos de esquina en esquina, tocando los versos del pilón. El más famoso era: ¿A quién le cantas tú, a quién se le dan las gracias? A los que vienen de afuera o a los dueños de la casa”, cuenta Cecilia.
Estos versos reunían a grupos de amigos y terminaban en grandes parrandas, pero poco a poco se fue dejando la tradición y aparecieron otras expresiones musicales. En 1981, sin embargo, se inauguró la Danza del Pilón por las calles para continuar con este legado cultural.
Algo que más recuerda ‘La Polla’ Monsalvo es que su amiga, ‘La Cacica’, siempre salía a las calles con su pollera a prender la fiesta. En una de sus últimas conversaciones con ella, ocurrida durante el episodio del secuestro, escribió poco antes de su muerte: ‘Hijo de David, ten compasión de nosotros’.
‘Vamos por el noveno premio de piloneras’
Por esta época la ciudad de Valledupar se transforma. La euforia se toma los corazones de propios y extraños, cuando se escuchan las notas del pilón. Las mujeres se visten con polleras y sus cabezas se adornan con finas flores. Los hombres, de traje blanco y pañoleta roja, acompañan a sus parejas por las calles.
Poco antes del inicio del Festival, Maritza Viña Guerra alista su traje típico de pilonera. Ella recuerda cómo surgió el deseo de participar en el desfile, que convoca a pilonerenas en las categorías infantil, juvenil y adultos.
“El grupo Pilón Cañahuate comenzó desde 1990. Anteriormente fui jurado del concurso, pero quería participar con un grupo. Desde entonces he ganado el concurso de piloneras en ocho oportunidades”, dice.
Maritza afirma que, curiosamente, la lluvia es algo que no puede faltar en un Festival, pero que en lugar de apagar lo que hace es prender la fiesta, que se inicia a las 3:00 de la tarde en el Coliseo del Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujo Noguera’, lugar donde la adrenalina sube al son de la piqueria.
“Nosotros todo el año estamos preparándonos. Creo que el éxito de Pilón Cañaguate es que no nos salimos de los parámetros. El jurado califica vestuario y música de pilón, que es una mezcla de paseo con puya vallenata”, explica.
Su experiencia le da la seguridad para creer que este año su grupo de mujeres piloneras ganarán el jugoso premio por novena vez, para que las próximas generaciones continúen con la tradición y cosechen nuevos frutos.
Según la Fundación de la Leyenda Vallenata, en la versión de este año del Festival participarán, además de las piloneras, 344 concursantes acordeoneros: 75 en la categoría de acordeón profesional, 79 en acordeón aficionado, 118 en juvenil y 72 en infantil. También se destacan los concursos de canción inédita y de piqueria, que es un duelo cantado entre dos o más personas.
*Cortesía de la Presidencia de la República.