El look de las bandas callejeras de América latina y Estados Unidos inspiró al diseñador italiano Riccardo Tisci para su colección masculina Givenchy otoño-invierno, presentada este viernes en París.
En un galpón gigante de estética industrial, Givenchy montó una cancha de básquetbol negra cuyas líneas estaban marcadas con tubos rojos fluorescentes y rodeada de un enrejado como en los barrios populares de Los Ángeles, Miami o Nueva York.
Allí deambularon los modelos, con ropa inspirada directamente en la estética de los "gangs", las "maras", los "planchas" u otras bandas urbanas.
El look callejero está presente en las zapatillas, gorras de béisbol, camperas y otras prendas que recuerdan ese universo urbano juvenil, pero en diálogo con códigos más elegantes de Givenchi, incluyendo toques lujosos con pieles y texturas sofisticadas.
Esa estética raya en el "kitsch" callejero que se desarrolla con variantes locales, y donde la fascinación por las marcas y el logo es un elemento fundamental.
"Más que Estados Unidos, la referencia es América latina. Aún en medio de la pobreza, en la calle, los chicos siempre se ven increíbles", comentó el diseñador a la AFP.
"En Cuba por ejemplo, mucha gente no tiene tanto dinero para comprar ropa, pero se ven chic y elegantes: la elegancia no es algo que se pueda comprar".
En la colección --según Tisci "muy fácil de llevar"-- hay pulóveres con capucha, a veces forradas en piel, y estampados que evocan graffitis urbanos u otros más "arty", con pinceladas de varios colores.
"Yo me crié en una banda y en la calle, por lo tanto todo eso está en mi ADN", comentó Tisci.
El italiano nacido en Tarento (sur) y formado en Londres osó otra fantasía: redecillas para cubrir parte de la cabeza y el rostro de estas criaturas urbanas masculinas.
En otro desfile destacado de la jornada, la sede central del Partido Comunista francés, un Dunkerque de cemento con interiores de líneas curvas diseñado por Oscar Niemeyer, se prestó perfectamente a los códigos de anonimato, anulación de jerarquías y creación colectiva que profesa la marca Martin Margiela, fundada por el diseñador belga.
El personal recibió a los invitados al desfile vestido de túnicas blancas, acentuando el mensaje de anonimato y la referencia al taller de confección.
Dominaron tonos negros, beige y azul petróleo, en una colección que alternó --con música de improvisación de piano como telón de fondo-- modelos de asumida banalidad, como un conjunto de saco tweed, camisa, pulóver y pantalón, con otros en los que la prenda original sufre transformaciones y metamorfosis inesperadas.
El sobretodo se convierte en capa, el impermeable cobra en la espalda el aspecto de un portafolios escolar.
Hay otras propuestas aún más iconoclastas, como un conjunto que evoca el chaleco de un buzo submarino con un toque industrial.
Los sobretodos, por lo general sobredimensionados se llevan sin enfundar los brazos en las mangas, como una capa.
La semana de la moda masculina concluye este fin de semana en París con los esperados desfiles de las casas Dior el sábado, y Saint Laurent, el domingo.