Ikea abre en Suecia su museo, unas instalaciones únicas en el mundo donde pueden verse estanterías, bolsas amarillas y azules, catálogos y herramientas de montaje como si de obras maestras se tratara.
Este templo del mobiliario tendencia "Made in Sweden" se encuentra entre los muros de la primera tienda Ikea, abierta en 1958 en Almhult (sur) por Ingvar Kamprad, pequeño vendedor de cerillas convertido en uno de los hombres más ricos del planeta.
"Tenemos muchas historias que contar", aseguró a la AFP la conservadora del museo, Carina Kloek-Malmsten, mientras una fanfarria recorría las calles de Almhult en dirección al museo.
El número uno mundial del mueble quiso una inauguración "simple", "sin artificios", acorde al espíritu de Kamprad, hombre legendario por su estilo de vida frugal, pese a que, como recuerdan sus detractores, vivió 35 años en Suiza para evadir al fisco de su país natal.
El grupo familiar propone una breve historia de la Suecia contemporánea, de sus ciudades nuevas y sus clases medias, a través de objetos cotidianos cuyo éxito residen en una ilusión: hacer creer a cada consumidor que están concebidos para él mientras salen de la fábrica millones de ejemplares.
La exposición traza la evolución del mueble, el accesorio y el utensilio Ikea desde la inmediata posguerra (la firma fue fundada en 1943) hasta la actualidad.
En el museo encontramos 'bestsellers' (como la estantería Billy y el sofá Klippan) y fracasos como el sofá hinchable. Y también, por supuesto, sus famosas albóndigas, en un restaurante de 170 cubiertos.
Ikea (acrónimo de Ingvar Kamprad, Elmtaryd, la granja de la granja, y Agunnaryd, su localidad natal), da empleo a 150.000 personas en el mundo. La compañía tiene 330 tiendas en todos los continentes.