EL RECONOCIDO Christopher Nolan cumple 50 años. Uno de los cineastas clave en la industria actual, cuyo nuevo largometraje “Tenet” parece destinado a ser uno de los títulos que consigan que el público regrese a las salas de cine tras la pandemia. Y uno de los motivos que hace que sus películas se conviertan automáticamente en un evento “must-see” es, precisamente, por el toque personal que tiene el director inglés en cada uno de sus trabajos.
Porque parte de los grandes motivos que han hecho a Nolan uno de los cineastas más inspiradores e innovadores del siglo XXI han sido su forma de rodar, su manera de narrar y la importancia de la parte técnica -cuidada hasta el más mínimo detalle-. Todo ello ha convertido a Nolan en un cineasta de masas, pero con su propio sello de autor. Una voz propia reconocida y reconocible por el público que puede encontrar en sus filmes con marcadas señas de identidad.
Y es que más allá de la recurrente aparición en sus películas de trenes o Michael Caine, su actor fetiche, hay elementos que definen el cine de Nolan. Cinco claves que han hecho de su filmografía piezas imprescindibles del séptimo arte.
1. Narración no lineal: es una de las principales marcas del cine de Nolan. El que la trama rompa el orden cronológico no es algo nuevo, directores como Billy Wilder, Akira Kurosawa o Federico Fellini ya lo hicieron. Sin embargo, es la forma en la que juega con las líneas de tiempo lo que ha hecho de su cine un elemento único.
Ya utilizó este recurso en su ópera prima, “Following” (1998), pero fue con la magnífica “Memento” (2000) cuando demostró su maestría a la hora de llevar al extremo la narración disruptiva, lo que le llevó a ser reconocido como un cineasta visionario.
2. La relatividad del espacio-temporal: unida a la narración no lineal está su otra marca de autor, la relatividad temporal. Además de romper la cronología de sus historias, también le atrae deconstruirlas temporalmente, llevando a los límites la lógica del espacio-tiempo. A la espera que tiene preparado con “Tenet” y su reversión del tiempo, esto puede verse de forma más explícita con “Interstellar” (2014), en la que Nolan partió de teoría científica real para que Cooper (Matthew McConaughey) no envejezca durante su travesía espacial al mismo ritmo que los habitantes de la Tierra y llegue incluso a descubrir una nueva dimensión.
3. La irrupción de paradojas: el jugar con el espacio-tiempo conlleva, efectivamente, a la aparición de paradojas en la trama, algo que no le gusta a todo el público, debido a la enorme complejidad, la ausencia de una lógica cotidiana o a esa sensación de frustración derivada de la falta una resolución explícita de los acontecimientos.
Nolan es muy aficionado a las paradojas, como pudo verse en “Origen” (2010), en la que el cineasta se negó a dar a los espectadores un final explícito y cerrado cuando mostró a Arthur (Joseph Gordon-Levitt) y Ariadne (Ellen Page) caminar por las escaleras de Penrose, también llamadas infinitas.
4. La cuestión de la verdad: otro tema recurrente en las películas de Nolan, ¿qué es la verdad? En “Memento” quedaba explícito con el interrogante de si los recuerdos son verdaderos o inventados. De una forma más pícara se plantea en “El truco final (El prestigio)” (2006), en el que el ilusionismo genera esa pregunta, dando una respuesta incómoda, ¿cómo sabemos que lo que vemos es verdad?
La respuesta es dejarse engañar o realmente, buscar la propia, algo que a Nolan le gusta introducir en sus películas. No hay verdad objetiva sino la subjetiva, vista por cada individuo.
5. La representación del héroe: la trilogía de Batman que dirigió Nolan llevó a otra de sus marcas personales, que aparece con mayor fuerza. La importancia de estos personajes y lo que representan para la sociedad. Su Caballero Oscuro era el símbolo de deseo de renovación y esperanza, con unos ideales enmarcados en ese tiempo que aún no ha llegado y es desconocido. Siendo capaz, si es necesario, de sacrificar ese símbolo para conseguir un bien mayor.
Por otro lado, también remarca el peso e importancia del pasado en la construcción del carácter de sus protagonistas, como pasa con la Mansión Wayne y lo que influye en Bruce (Christian Bale) a convertirse en Batman. Esto no ha sido algo exclusivo de la franquicia del icónico superhéroe de DC, es un elemento que también se deja sentir en los protagonistas de “Origen”, “Interstellar” o incluso “Dunkerque” (2017).