El paciente, cuyo nombre se mantiene en el anonimato, había perdido la extremidad en un accidente y la usa desde mayo pasado.
_____________________________
UNA luz de esperanza para aquellas personas que por diferentes razones adolecen de una de sus extremidades superiores, encendieron los integrantes de un grupo liderado por el profesor Pablo Bonaveri de la facultad de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Autónoma del Caribe, quienes crearon una mano robótica.
La primera prótesis fue donada a un paciente de 26 años de edad que perdió su mano derecha en un accidente. La llamada “Prótesis biónica de mano controlada por señales mioeléctricas para pacientes con amputación radial”, tuvo tan solo un costo, por concepto de materiales de $3 millones y la está usando desde el pasado mayo.
Bonaveri, un profesor argentino que lideró el proyecto, en diálogo con EL NUEVO SIGLO, explicó detalles del desarrollo del proyecto.
EL NUEVO SIGLO: ¿De dónde surgió la idea de hacer esta prótesis?
PABLO BONAVERI: Yo vengo trabajando desde 210 pero básicamente con una prótesis de pie. En este caso el estudiante Diego Serrano y se acercó al profesor Francisco Barco y le comentó que estaba probando con impresión 3D hacer una prótesis de mano. Oscar Álvarez, también estudiante, para ese momento se me acercó y expresó su interés en trabajar en ingeniería biomédica y surgió la idea de hacer la prótesis para un paciente determinado. Serrano, que tiene afinidad con la Fundación C Camilo consiguió a través de ellos un paciente, un joven de 26 años que había sufrido un accidente de tránsito y perdió la mano. Empezamos a hacer el acercamiento y una vez que el joven estuvo dispuesto, empezamos de manera experimental porque una prótesis de marca alemana vale 50 mil dólares y una de las que dan las EPS son mecánicas que son más estéticas que funcionales.
Él aceptó y a partir de ahí lo que vimos fue la importancia de que el joven debía sentirse cómodo a la hora de usarla. Cómodo es abrir y cerrar la mano, pero si tiene que activar un músculo, empezamos a caracterizar las señales.
ENS: ¿Qué significa eso?
PB: Lo poníamos a hacer determinados movimientos para ver los valores máximos y mínimos porque la parte amputada se va debilitando. Además, las prótesis no funcionan para todos, sino que deben ser personalizadas. Así identificamos en el joven cuáles eran los movimientos que podría hacer de activación muscular para realizar las tres funciones básicas que tiene la prótesis: abrir y cerrar la mano, abrir y cerrar el fino -pulgar con el índice-, y configuración para poder tipiar en el teclado.
ENS: ¿Qué tan fácil es adaptarse a la prótesis?
PB: Tiene que acostumbrarse a usarla, eso lleva de 8 a 10 meses con un buen acompañamiento. La que mueve todos los dedos puede ser una tercera o cuarta opción para evitar la frustración del beneficiario. Por eso para nosotros es una satisfacción hacerla y entregarla. Costó menos de $3 millones en cuanto a material, pero el diseño y la mano de obra la sube el valor un poco.
Ahora, estoy convencido de que podemos hacer las prótesis pero se necesita un acompañamiento. Una persona que nace sin un miembro, no es lo mismo que a la que le amputan un miembro. Se necesita un acompañamiento con la familia, seguirlo mientras la usa, la psicología, el aspecto social. Pero algo estimulante es que el paciente me dijo “siento como si hubiera muerto un familiar y hubiera vuelto a nacer”.
ENS: ¿Cómo funciona?
PB: Esta es la prótesis mioléctrica, es funcional o sea que tiene movimientos a través de unos actuadores, que son pequeños motores los cuales reciben la señal desde el musculo del paciente pasando por el sistema de control.
Es decir, los electrodos van ocultos y toman la serie eléctrica, la cual baja a un sistema de control que es el que envía la señal a los motores. Y en este caso decimos que es personalizada porque el paciente escogió los movimientos.
ENS: ¿Cuánto tiempo les llevó la investigación?
PB: Esta investigación como tal nos llevó unos 8 meses para el desarrollo de la prótesis.
ENS: ¿Cómo fue el proceso para el desarrollo de la idea?
PB: Este fue un trabajo en equipo con la idea de dos jóvenes estudiante de la facultad, la experiencia del otro profesor y mía, pero también el gran apoyo de la Fundación C Camilo, la doctora Guadalupe Alvear, directora de laboratorio ortopédico de la Fundación, y el ingeniero Roberto Algarín, diseñador de 3D en ingeniería BQ y el apoyo de Freddy Angarita que es traumatólogo, entre todos pudimos plasmar la idea desde el conocimiento básico y cada uno aportó.
El ingeniero hizo un diseño en 3D y el doctor Angarita nos acompañó cuando hicimos las valoraciones en el músculo, nosotros montamos todo el sistema de adquisición, procesamiento de señales y la ejecución hacia a los actuadores para que tuviera movimiento, en cierta forma le dimos vida.
ENS: ¿Cómo fue la etapa de prueba?
PB: Con el paciente tres meses de prueba cuando el sistema de control ya estaba armado. Sin tenerla puesta hacíamos pruebas y la mano se movía.
ENS: ¿Hay algo que perfeccionarle?
PB: Desde el punto de vista de ingeniería, sí, el tema del encaje. Habría que buscar algo que sea más flexible porque ponérsela es un poco engorroso, debido a que hay electrodos que no pueden quedar torcidos porque las señales no funcionan, es buscar algo que no sea tan rígido; el hecho de la autonomía porque es como un celular que toca cargar y al beneficiario la primera noche, por ejemplo, se le olvidó ponerla a cargar, pero eso es solucionable.
Lo que es más importante es el acompañamiento desde que se inicia el trabajo hasta que la aprenda a usar realmente.
ENS: ¿Va a ser comercializada?
PB: Sí es posible, obviamente no podemos pensar en una patente o un modelo de utilidad porque ya existe pero la hace asequible a diferentes pacientes.