Con el inicio de septiembre, el cronómetro para lograr la formación de Gobierno y evitar la celebración de nuevas elecciones generales en España se ha puesto en marcha.
Sin embargo, tras las infructuosas negociaciones entre el PSOE y Unidos Podemos (UP) que culminaron en la investidura fallida del pasado 25 de julio, lejos estamos de poder afirmar que se han registrado avances y que los líderes políticos de las distintas formaciones acerquen posiciones.
Al contrario, tras las primeras reuniones entre los equipos negociadores, la UP sigue firme en sus exigencias de formar un “gobierno de coalición”, en el que se integren Ministros de dicho partido, mientras que el PSOE sigue abogando por un “gobierno de cooperación”, para lo que ha presentado un programa con 370 puntos en el que se han integrado muchas de las reivindicaciones de UP, aumentando así la presión sobre el grupo de Pablo Iglesias para que apoye la investidura de Sánchez.
Si bien es cierto que nadie parece desear la celebración de nuevas elecciones (un 80% de los votantes de PSOE y UP estarían en contra de la repetición de elecciones, según encuestas publicadas el pasado fin de semana en España). Según las mismas encuestas, Pedro Sánchez sería el gran beneficiado en el caso de que llegasen a celebrarse, ya que podría incluso sumar mayoría absoluta con UP y con el PNV. Recordemos que ahora necesitaría también el apoyo de independentistas catalanes. Por su parte, UP seguiría perdiendo representación (7 escaños menos, según las encuestas), confirmando su progresivo y continuado descalabro. Estos pronósticos no hacen más que poner presión sobre Pablo Iglesias para que flexibilice sus posiciones y favorezca la investidura de Sánchez.
El presidente en función ha sabido utilizar muy bien los tiempos y podría decirse que se encuentra ahora en una situación ventajosa. En una semana clave para la formación de gobierno, el PSOE se encuentra anclado en el bloqueo político al apenas ofrecer nada a UP (lejos queda ya su oferta de vicepresidencia social que Pablo Iglesias desechó en julio).
Desde esta posición puede esperar a que UP ceda en sus exigencias y se avenga a apoyar la investidura o, en caso contrario, se desemboque un nuevo contexto electoral en el que Pedro Sánchez tiene muchas posibilidades de reforzar su mayoría.
Con todo, es deseable que Pedro Sánchez no apueste a unos nuevos comicios y busque por todos los medios formar un gobierno estable en España lo antes posible capaz de hacer frente a los retos a los que se enfrenta el país. Tanto el contexto de desaceleración económica mundial como los vaivenes del Brexit exigen un gobierno plenamente operativo y preparado para tomar decisiones. Sin olvidar la cuestión catalana, al estar la sentencia del “proceso” a punto de ver la luz. Y, como apuntara Felipe González hace unos días, que “se respeten las reglas del juego”, en el sentido de que el presidente no deje de ser presidente (que tenga la facultad de nombrar y cesar a sus ministros).
Los próximos días serán cruciales para ver si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias logran un acuerdo de investidura que tendrá que producirse, en todo caso, antes del 23 de septiembre. De no alcanzarse, se disolverán automáticamente las Cortes Generales y se procederá a la convocatoria de elecciones generales en noviembre.