Víctor G. Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Junio de 2016

¡Ojo a los incumplimientos!

 

HE venido observando las distintas posiciones de los partidos y líderes políticos respecto de las negociaciones de paz que con las Farc se adelantan en La Habana. Unos a favor, otros en contra del cómo se llevan a cabo y algunos más presentando observaciones, reflexiones e incluso iniciativas a estos diálogos. Sin embargo no he escuchado cómo o cuales van a ser las estrategias para afrontar el desarrollo de los acuerdos, que al parecer son una realidad. Y lo digo porque la gran mayoría de los analistas están escribiendo y comentando sus acuerdos o desacuerdos sobre la parte procedimental, pero muy pocos sobre el fondo y proyección de los compromisos. Sin duda los pactos tendrán que pasar por la acción del Estado (no sólo de este Gobierno) y tendrán que ser desarrollados, pero como todavía no se ha divulgado la totalidad de lo acordado ni tampoco socializado todos los puntos negociados, no sabemos con exactitud qué significan y mucho menos aún cuánto costarán en términos económicos.

 

Y es que además de las consecuencias políticas y sociales sería muy grave que no se tengan presupuestados y visualizados sus desarrollos haciéndose un cálculo económico, una planeación de tiempo y estableciéndose un cronograma de objetivos en su desarrollo, pues de incumplirse vendrá una gran protesta social dentro de las distintas regiones del país liderada por los nuevos actores políticos, similar a las que hemos vivido en estos días en Colombia con el sector agrario, de transportadores y otras, que han estado motivadas en el incumplimiento de los acuerdos que en el pasado se hicieron y sobre los cuales el mismo Presidente de la República ha pedido excusas.

 

Esta es una eventualidad que los hoy guerrilleros y en el futuro actores de la vida política nacional podrán explotar en su camino de llegar al poder. Porque la ciudadanía tiene que tener claro que hoy la guerrilla está enfocada en lograr un acuerdo al conflicto armado, pero que ya incorporados al Estado de Derecho continuarán en su verdadero objetivo que no es otro que lograr llegar al poder después de 52 años de estar alzados en armas.

 

Es aquí donde me pregunto ¿Cuál es la estrategia de los partidos  y actores políticos cuando, para decirnos la verdad, algunos de ellos están totalmente desprestigiados, contaminados de corrupción y la denominada mermelada que es lo que les sirve de combustible y estímulo a parte de sus dirigentes?. Los partidos deberían ser conscientes que necesitan tener una estrategia de futuro y ser innovadores en la construcción de una política dedicada al servicio de la comunidad y no de las personas y de un compromiso con las reformas que necesita Colombia, haciendo énfasis en la reconstrucción de los valores éticos y morales que están en grave crisis, el fortalecimiento judicial que haga justicia acabando con la impunidad y la ejecución de los planes que permitan acabar con el gran abismo que hay entre las ciudades y el campo. Porque si los partidos y dirigentes políticos no cambian su actitud y proceder y no se dan cuenta que ya pronto vendrán unos nuevos actores políticos, el pueblo pronto los cambiara.