FE EN NOSTROS
La esperanza es el futuro
El país vive hoy un ambiente de incertidumbre por nuestros problemas internos y la repercusión de aquellos externos.
Cuando uno escucha los analistas económicos sobre nuestras perspectivas queda profundamente preocupado, pues el futuro en este campo se ve nublado. Un presupuesto nacional calculado a cerca de 90 dólares la venta por barril de petróleo cuando hoy está cerca de los 40. Una industria construida durante varios años con un peso fuerte frente al dólar que hizo que nos volviéramos importadores y que el peso en menos de un año perdió más del 40% de su valor sin tener ahora qué exportar. Un carbón que antes era uno de los principales productos de exportación y que la caída en el precio de comercialización en el exterior trajo como consecuencia el cierre de la mayoría de minas y por tanto la baja en exportaciones de este producto. Un petróleo que esta tan bajo su precio que aunque el Gobierno quiera subir la producción en Ecopetrol para generar mayores recaudos para la nación, tiene que ser consciente de que debe explorar los pozos en producción rentables y no aquellos que habría que subsidiar con la utilidad de los otros, pues estamos vendiendo es nuestra riqueza natural y no podemos malvenderla. Una inflación que este último mes es el doble que en el mismo del año pasado y una de las más altas de los últimos diez años.
Si miramos el tema de valores éticos y morales observamos que la corrupción nos ahoga y derrota. Que, en fin, el anaquel de nuestros males, de nuestros dolores y tragedias nos rodea y por tanto tenemos que unirnos los colombianos para que con decisión patriótica pongamos todo nuestro esfuerzo para sobrepasar esta mala hora que vivimos y que se extenderá más allá de este año. Esta unión permitiría actuar con fe y esperanza en nuestro futuro. Narran que después de los muchos males, de indeclinables sufrimientos, problemas y desgracias, lo último que salió de la caja de Pandora, fue la esperanza que es la que permite crear un ambiente positivo que derrote el pesimismo. A eso invito a mis compatriotas, y a los líderes del país para que afrontemos con dignidad, responsabilidad y compromiso la hora presente y no permitamos que lo avanzado lo retrocedamos.
Debemos tener fe en nosotros mismos, en nuestra capacidad de salir de los problemas y dificultades y fe en construir esa paz que nos ha sido esquiva por muchos años pero que no es imposible obtenerla, porque nos la merecemos y la requerimos. Y para lograr que esa paz sea duradera y verdadera, debemos trabajar en las transformaciones que permitan acabar con la injusticia social, la impunidad y la cultura de la violencia, sobre la base de la verdad, justicia y reparación de las víctimas.