VÍCTOR CORCOBA HERRERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Mayo de 2014

ALGO MÁS QUE PALABRAS

Desigualdad de género

La  especie humana anda cegada por el egoísmo, por los intereses de cada uno, cuestión que impide ver y reflexionar sobre tantas situaciones injustas de desigualdad de género, que lejos de decrecer, siguen aumentando. Las estadísticas nos dicen que hasta en los países ricos están apareciendo nuevos sectores empobrecidos, que antes no lo eran, y cuyo protagonismo lo alcanzan las mujeres y los niños. Tener un trabajo ya no es sinónimo de salir de la pobreza, lamentablemente la falta de respeto a los derechos de los trabajadores provoca situaciones deshumanizadoras, y la mujer continúa siendo la gran víctima.  

El mundo debería tomar como referente las mujeres en Bangladesh, que han progresado como jamás durante las últimas décadas, colocando a este país del Asia Meridional a la vanguardia entre los países menos desarrollados en materia de igualdad de género.La sociedad se está apartando de la idea tradicional que sostiene que las mujeres son una carga económica y que los hijos varones son más deseables que las mujeres.

La humanidad no debiera descansar hasta conseguir tolerancia cero en la desigualdad de género. No puede haber barreras entre unos y otros. Tenemos que propiciar la unidad entre los seres humanos más allá de toda división. A propósito, diversas agencias de Naciones Unidas, advertían al mundo recientemente sobre la imperiosa necesidad de generar políticas que permitan a las mujeres rurales acceder a empleos dignos, pues su participación en el mercado laboral ayuda a reducir el hambre, a mejorar la producción agrícola, contribuyendo al crecimiento del bienestar que todos merecemos.

Soy de los que piensan que en el mundo occidental lo que cohabita es un espejismo de igualdad, que nada tiene que ver con la auténtica igualdad de género. No digamos ya de otros espacios en los que la mujer no pasa de ser un objeto más de comercio sexual y de esclavitud, o son obligadas a casarse cuando aún son niñas. Ahí está el embarazo de muchas adolescentes que son consecuencia de factores como la pobreza y la aceptación social del matrimonio infantil. Sin embargo, a través de una conciencia de salud reproductiva y respeto de los derechos humanos, puede lograrse que cada embarazo sea deseado.

Obviamente, mujeres y hombres necesitan la igualdad de oportunidades, recursos y responsabilidades, e indudablemente, también precisan aprender a convivir con el reparto equitativo de las responsabilidades familiares, algo esencial para que mejoren la vida de las mujeres. Desgraciadamente, hoy por hoy la negación de los derechos a la mujer es el factor de desigualdad más extendido en todo el planeta, cuestión que se agrava en países en conflicto o en ámbitos de pobreza.

corcoba@telefonica.net

*Escritor