Venezuela, nuestro vecino | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Mayo de 2019

EL caso de Venezuela bien parece que no merece comentario alguno. Ese país hermano está en manos de una dictadura implacable. Están nuestros buenos amigos y vecinos sometidos a una dictadura que nos los deja casi ni respirar.  El señor Maduro estará por esos contornos haciendo todo lo que le viene en gana, siempre y cuando los militares que lo rodean se lo permitan, porque sí da la impresión de que no tiene autonomía diferente a aquella que le permiten los militares.

El movimiento que hubo la semana pasada bien parece que hubiera podido concluir en algo positivo para el país, pero absolutamente nada sucedió, salvo que Maduro está atornillado en el poder con tuercas proporcionadas por los militares.  Es muy diciente la fotografía de primera plana publicada recientemente en la cual Maduro va a la cabeza de un grupo bastante grande de militares uniformados; con eso quiso decir a todo el mundo en donde está su poder. Mejor dicho, a quién tiene que darle razón y cuenta de todo lo que hace. ¿Habrá forma de aflojarle las tuercas y que el país vuelva a ser la democracia que ha funcionado a medias, pero que al fin y al cabo ha tenido personas que lo han permitido?

Con espíritu egoísta todo lo que pase en el vecindario en alguna forma nos afecta. Pero lo que sí es evidente y cierto es que afecta a los millones de compatriotas que se han ido a vivir allá. Y entre los que vuelven, pues la emigración que se está viviendo en nuestro país buena parte la forman un número considerable de compatriotas que han vislumbrado que volviendo a su nación podrán encontrar lo que no se les ha perdido. Bienvenidos sean; nuestro país tiene un gran espíritu hospitalario; los venezolanos y todos los extranjeros son recibidos aquí con los brazos abiertos. Es claro que Colombia no ha tenido una política nacional de fomento a la inmigración. Así como existe comunidades que han disfrutado de todo lo bueno y lo malo de nuestro país; los inmigrantes que no han venido según fruto de políticas de fomento, sino a inmigrantes puede decirse, aislados, que encuentran un país amplio y generoso en el cual se amañan, por lo cual estimulan a parientes, amigos y compatriotas para que vengan a disfrutar lo de ellos.

Ahora los venezolanos han sido objeto de nuestra manera tradicional de acogerlos generosamente. Algunos están pasando dificultades, pero pronto se incorporarán bien a nuestra manera de ser y también nosotros a la de ellos. Todos esperamos y ellos también, que el desasosiego sea por un relativo corte tiempo y la mala racha que está viviendo Venezuela sean pronto superados.  Aunque nuestro vecino no ha sido muy ajeno a los gobiernos absolutistas siempre han tenido el ánimo de superarlos, el caso del vecino no es la excepción. El mundo entero está pendiente de lo que está sucediendo y por lo menos tienen el respaldo moral a sus deseos.