Todos afuera | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Agosto de 2018

UN revolcón con mano firme y decisión política, pero ya, es lo que debería aplicar el Presidente, Iván Duque, al inservible sistema de salud en Colombia.

Sin contemplaciones de ninguna especie, el Ejecutivo tendría que sacar a la calle a todos los encargados de empresas prestadoras de salud.

Si hay que echar afuera a todos, pues que los echen.

Nadie debería sobrevivir hoy al corrupto y criminal manejo de la salud pública.

No puede ser que quienes han sido responsables de un esquema corrupto y anacrónico, sigan al frente del batallón.

Directores, gerentes, presidentes de EPS, de hospitales, puestos de salud, clínicas con las que se tienen amañados convenios, todos, sin excepción, afuera.

La única manera de que el Gobierno podrá intentar un alivio sentido en el estado crítico de la salud, es ejecutando una cirugía de alto valor en la dirección del sector en Colombia.

Los paseos de la muerte van a continuar si no hay un giro absoluto en la conducción de la salud.

Que el servicio, la atención, la cobertura, las urgencias, los medicamentos y las cirugías, no sean prioridad, es un crimen aberrante.

A los voceros del sistema no les va ni les viene la vida ajena.

El usuario, el paciente, son sujetos de tercera.

Atender con dignidad a una mujer, a un hombre, a un niño, no es parte de ese oficio.

Garantizarle medicamentos esenciales para llevar una mejor vida al enfermo, no le importa un carajo al sistema.

Asignar citas a 20, 30 y 60 días, no tener especialistas para un control de optometría, oftalmología, urología, un electrocardiograma, está a la orden del día.

No disponer de baratos medicamentos que autorizan apresurados médicos, es el pan de cada día.

Dejar morir por negligencia médica a pacientes como el colega Mauricio Orjuela, pasa y nada más. Los responsables siguen campantes.

El Presidente Duque se pronuncia, pero ya es tarde, ya se apagó otra vida por la maldita costumbre de no atender al paciente cuando corresponde.

La Procuraduría y Fiscalía se pronuncian cuando ya el reportero se ha ido.

No hay una política preventiva de respeto a la vida.

Son tan culpables quienes desatendieron al periodista Orjuela, como el mismo Gobierno nacional que no actúa anticipadamente con dureza y coraje.

Son tan criminales quienes cada día, en cada región olvidada de Colombia, dejan morir a menores, a ancianos, a campesinos y a personas pobres que no tienen manera de acceder con decoro a atención médica.

Es una sucia mercancía la salud en Colombia.

El respeto a la existencia es un suvenir.

La salud es un mercado persa donde se comercia la vida.

Ir a un control médico, pedir cita en una EPS, empleado o desempleado, es una aventura de miedo.

Mientras menos atención, más muertos y menos gastos para el sistema.

A todos quienes hoy manejan nauseabunda cloaca de la salud, ¡sáquenlos ya!

Muchos deberían estar en prisión.