Tengamos voz | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Marzo de 2019

En puente festivo, en vía de carretera, por variantes modernas más no propiamente por una de doble calzada, resolví sintonizar una emisora en el radio, en frecuencia FM, aquella que en zona rural entrara con nitidez, en lugar de poner “mi playlist” con la música seleccionada en el teléfono celular pues la pila estaba baja…

Sintonicé entonces varias canciones seguidas del grupo Maná y me deleitaba con ellas hasta cuando quedé sorprendida por el contenido de las crónicas radiales que les seguían. Se trataban de parlamentos hablados, de diálogos constructivos, que con la idea de aportar a la cultura tenían en el fondo un claro y enfático propósito de adoctrinamiento izquierdista. Vale decir que la combinación que intercalaba música e historias resultaba placentera.

La primera de ellas centraba su mensaje en la necesidad de controlar la extrema riqueza como la causa principal de la extrema pobreza. Esto, muy bien argumentado, con indicadores de la desigualdad en el mundo, como el índice Gini y el grado de concentración de la riqueza en unos pocos. En conclusión, nunca una política de redistribución de la riqueza sería suficiente para sacar a muchos de la pobreza. No obstante, con asiduidad se mencionaba el caso de Bill Gates como una débil evidencia de la contraparte.

Más interesante resultó aún un relato siguiente sobre el Agua. Una historia que comienza con los detalles del Río Amazonas, que conocemos como el más caudaloso del mundo, pero que en esta ocasión además se le distinguía como el más largo, en competencia con el legendario Nilo y el más ancho en época de invierno tropical. La historia continúa con loables indicaciones del buen uso del recurso hídrico para terminar haciendo un comparativo entre el pago por una botella de agua como el equivalente al costo diario del consumo del agua, para un hogar que paga veinte mil pesos al mes, con el ánimo de inducir a negar la compra de agua embotellada por el enriquecimiento de las empresas nacionales o multinacionales que engrosan así sus utilidades en medio de un modelo neoliberal perverso que hay que acabar. El uso del plástico, por ejemplo, pasó a un segundo plano.

En un mundo de libre expresión y derechos por supuesto son bienvenidas las distintas posturas. Sin embargo por qué no se tiene la misma imaginación, e incluso el espíritu, para explicar las bondades de un capitalismo que también busca la dignidad de la persona y formas de redistribución de la riqueza. Cuán importante sería valorar una buena posibilidad de educación, un empleo formal, la vinculación a una empresa que crece o el espacio para emprender.

Hoy el Presidente Duque ha querido transmitir ese deseo de equidad en el sentido de desarrollar las capacidades con “oportunidades para la inclusión social y las oportunidades para la inclusión productiva”.

Se dice que los hechos hablan por sí solos, pero también es cierto que, muchas veces, puesto el huevo, es bueno cacarear, una acción que los creyentes en las bondades de libre empresa debemos aprender.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

 uribemariaelisa@gmail.com