Sostener el gozo | El Nuevo Siglo
Sábado, 30 de Septiembre de 2023

El gozo es ese estado del ser en el alcanzamos una armonía que no alcanza a ser descrita con palabras. La paz que supera todo entendimiento.  ¿Lo has experimentado?

No hay felicidad que alcance a comprender el gozo, puesto que ella es una más de las emociones que experimentamos los seres humanos, junto con el miedo, la ira, la sorpresa, el asco y la tristeza.  Pretender que una emoción, transitoria por naturaleza, se convierta en un estado permanente del ser no es posible, aunque estemos invadidos de información -desde académica de postín hasta cotidiana de supermercado, amén de millones de videos y memes en redes sociales- que convierten a la felicidad tanto en camino como destino. 

Claro que la idea de la felicidad eterna vende, y mucho. Sin embargo, más allá de los millones de dólares que corren por cuenta de la felicidad y sus efectivos ejercicios de mercadotecnia, la realidad es que no podemos estar felices todo el tiempo. ¿Acaso lo estamos cuando fallece un familiar querido? ¿Cuándo quebramos, estamos enfermos o nos accidentamos? No. En esos casos, la felicidad merma o termina y da paso a otras emociones, también necesarias para aprender en esta experiencia encarnada.  En el camino hay risa y llanto, placer y dolor: es con todo eso con lo que crecemos.  Y todo ello podemos vivirlo desde el gozo.

Cuando alcanzamos momentos de gozo la consciencia se expande.  He tenido la fortuna de acariciar esos momentos, como espero que tú también.  Reconocer ese gozo en nosotros no nos hace especiales ni suprahumanos.  Justamente, de lo que se trata es de que en medio de esta experiencia ordinaria podamos traer los Cielos a la tierra.  Lo hacemos cuando podemos ir más allá de las emociones: no se trata de no sentirlas, sino de dejarlas ser, dejarlas estar y dejarlas pasar, eso que San Juan de la Cruz plasma en su Noche oscura del alma. Cuando experimentamos una emoción y nos desidentificamos de ella aparece la liberación. Yo no soy el miedo; no soy la rabia; ni la felicidad ni la tristeza; ni la sorpresa ni la ira. Yo soy el que soy, Ehyeh Asher Ehyeh.

Cuando nos damos el permiso de reconocer que somos mucho más que nuestras emociones estamos abiertos a la posibilidad de experimentar el gozo, ese éxtasis que nos narra Santa Teresa de Jesús. ¿Cómo sostener ese gozo en la cotidianidad? Aunque no hay fórmulas, si puedo mencionar algunos elementos: respirar conscientemente; nombrar las emociones y soltarlas; hacer oración y meditación; entonar nombres divinos; hacer meditación en acción. Cada uno de estos aspectos merece espacio aparte. De momento, te invito a abrirte al gozo. ¡Podemos vivirlo, aquí y ahora!

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