Indudablemente, el trastorno padecido como consecuencia del coronavirus es un acontecimiento nuca imaginado, no obstante lo que la historia reseña desde cuando el Señor Jehová expulsó del paraíso a Adán y a Eva por el desacato en que incurrieron al decidir, arbitrariamente, el consumo de la “manzana”, una fruta que, supuestamente, se encontraba abajo del ombligo de la hembra desnuda y que algunos intérpretes añaden al cunnilingus. Y la sentencia se resumió: “con dolor darás a luz los hijos”, declaró a la mujer. De todas maneras, el episodio que ahora se vive es un acontecimiento que ha revolucionado a los habitantes del planeta y en el escenario de este país al pueblo colombiano.
El repaso del suceso bíblico (Génesis 3-16) se alude a raíz de que la luz que el señor Jehová le prometió a la fémina, con el avance del tiempo no se asemejó a la reproducción de los hombres sino que la ciencia y la civilización, lentamente pero con certeza, logró engendrar la energía, gracias a la cual la oscuridad ya no es una tragedia incontenible y, contrariamente, gracias a su generación se logran muchos auxilios para la humanidad. Este favor se le debe a Thomas Alva Edison, quién capitalizó el trabajo que durante miles de años se venía haciendo, desde cuando se advirtió que los peses portaban electricidad.
Pues bien, ahora este es un negocio mediante el cual se abusa de las necesidades de las gentes, a través de las empresas generadoras de energía eléctrica, cobrando el servicio público mediante facturas exageradas, no obstante que constitucionalmente se dispone la protección de los derechos colectivos, articulo 78, predicado que se reglamenta ampliamente en los artículos 365 y ss de la Carta Política.
La presidente de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica ha declarado que los usuarios de este indispensable servicio pueden estar seguros de su eficiencia. Natalia Gutiérrez Jaramillo afirma que está garantizado el servicio a los colombianos. No obstante, hay dos hechos que resaltar: es muy frecuente que en todos los lugares del país, de un momento a otro, se interrumpa el servicio y, obviamente, las cátedras virtuales se entorpezcan y, además, esa interrupción perjudicial en muchos otros sentidos, no se indemniza. Pues lo justo y lógico es que a los usuarios se les reconociera el daño con una rebaja en el costo de la tarifa, amén de restaurarles los daños sufridos en algunos equipos eléctricos que al restablecer la corriente se queman: bombillos, neveras, televisores etc., lo cual nunca se admite por las empresas.
La Superintendencia de Servicios Públicos expidió la circular No. 20201000000164, instruyendo a las autoridades departamentales y municipales para que garanticen los servicios, con motivo de los desórdenes del coronavirus y la protección a las gentes. No obstante, esa ordenación no se cumple cabalmente, pues como se constata en materia académica las cátedras virtuales se interrumpe por el corte del servicio de energía; los reclamos tampoco se escuchan, pues los servicios telefónicos no atienden.