Según el trino puesto el 19 de septiembre de 2018 por la señora Vicepresidenta de la República en su cuenta de twitter “Alberto Carrasquilla podría estar hoy en el sector privado o en una entidad internacional ganando muchos miles de dólares al mes. Aceptó ser ministro de Hacienda queriendo servir al país y poner la casa en orden...Esa que nos desbarataron con el silencio cómplice de tantos...”
El mensaje de la Vicepresidenta fue su manera de defender al ministro de hacienda por el debate alrededor de los llamados “Bonos Carrasquilla” en el que la oposición política le hizo cargos de violaciones éticas y supuestamente legales en que habría incurrido por el presunto aprovechamiento en causa propia de unas condiciones constitucionales y legales que aparentemente él mismo habría creado o contribuido a crear como funcionario público para estructurar un negocio en extremo ventajoso para unos particulares con perjuicio grave para muchos municipios.
El ministro se defendió a su manera en el debate parlamentario. La oposición lo fustigó y la coalición de gobierno lo defendió, como debe ser en una democracia. A su vez en los medios los periodistas tomaron posición, como no debe ser, mientras los columnistas hicieron lo propio, como debe ser, de todo lo cual quedan enseñanzas de porqué somos el país que somos, y no uno mejor.
El trino de la vicepresidenta, por ejemplo, muestra una forma de ser de la elite colombiana. Ellos -o los que se creen de ella- cuando acuden al servicio público es para hacernos un gran favor. Es su sacrificio, por la patria dicen en la derecha. Y por ello todos debemos estarles agradecidos y cuidarnos de no criticarlos, no vaya y sea que su magnanimidad se colme y decidan abandonarnos para regresar al sector privado donde estarían muy cómodos, ganando muchos millones y sin someterse al escrutinio público.
Lo que oculta el mensaje vicepresidencial es que todo lo que ganan en el sector privado es merced a los contactos y prestigio que acumulan en el servicio público, porque a la mayoría de esos “economistas sofisticados” como a los “abogados sofisticados” no los anima la vocación de servicio al Estado, sino el uso del Estado para su servicio.
Lo curioso del trino de la vicepresidenta es que, sofisticación aparte, expresa exactamente la misma filosofía que la de esos tipos que se suben a pedir plata a los buses y empiezan su discurso indicando que ellos están ahí, pidiendo plata a la gente de buen corazón, para no tener que atracarlos, que por favor les colaboren. Mejor dicho que les agradezcamos que están pidiendo y no robando, donde estarían ganando muchos miles de pesos.
Claro que tampoco es que ganen mucho -los ex ministros, no los atracadores- pues según dijo el Senador Uribe para defender al ministro Carrasquilla durante el debate parlamentario, éste “no participó en el margen de intermediación” y “su empresa” solo obtuvo “8000 millones de pesos” y fue “en 4 años y no en 2, como equivocadamente dijo una columnista”.
Y, por lo visto, eso “Konfigura” un gran sacrificio. ¡Pobrecitos!
@Quinternatte